EL JUGADOR - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 102

El jugador - Fedor Dostoiewski - ¡Bueno, bueno! Pon otros cuatro mil gulden al rojo. Aquí tienes el monedero. Tómalos. -Sacó del bolso el monedero y me lo dio-. ¡Hala, tómalos! Ahí hay veinte mil rublos en dinero contante. -Abuela -dije en voz baja-, una suma tan enorme... -Que me muera si no gano todo lo perdido... ¡Apuesta! -Apostamos y perdimos. -¡Apuesta, apuesta los ocho mil! -¡No se puede, abuela, el máximo son cuatro mil!... -¡Pues pon cuatro! Esta vez ganamos. La abuela se animó. «¿Ves, ves? -dijo dándome con el codo-. ¡Pon cuatro otra vez!» Apostamos y perdimos; luego perdimos dos veces más. -Abuela, hemos perdido los doce mil -le indiqué. -Ya veo que los hemos perdido -dijo ella con tono de furia tranquila, si así cabe decirlo-; lo veo, amigo, lo veo -murmuró mirando ante sí, inmóvil y como cavilando algo-. ¡Ay, que me muero si no ... ! ¡Pon otros cuatro mil gulden! -No queda dinero, abuela. En la cartera hay unos certificados rusos del cinco por ciento y algunas libranzas, pero no hay dinero. -¿Y en el bolso? -Calderilla, abuela. -¿Hay aquí agencias de cambio? Me dijeron que podría cambiar todo nuestro papel -preguntó la abuela sin pararse en barras. - ¡Oh, todo el que usted quiera! Pero de lo que perdería usted en el cambio se asustaría un judío. -¡Tontería! Voy a ganar todo lo perdido. Llévame. ¡Llama a esos gandules! Aparté la silla, aparecieron los cargadores y salimos del Casino. «¡De prisa, de prisa, de prisa!» -ordenó la abuela-. Enseña el camino, Aleksei Ivanovich, y llévame por el más corto... ¿Queda lejos? -Está a dos pasos, abuela. StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 102