EL HIJO DEL VIENTO El Hijo del Viento - Henning Mankell | Page 85
No creía que Daniel entendiese lo que le decía, de modo que le entregó las
riendas, formó en el aire un bebé y se puso a mecerlo. Después, se señaló a sí
mismo.
Daniel miró a su alrededor. Ante sus ojos se extendía un verde campo en el
que se veía una verja rota y descolgada.
Finalmente, vio la casa. Una pared encalada se entreveía detrás de un
bosquecillo de altos árboles. Padre señaló la verja y Daniel la saltó y le abrió al
caballo. Al intentar cerrarla de nuevo, las puertas se desplomaron cay endo del
poste, pues la madera estaba podrida. Padre no pareció inmutarse y Daniel subió
al carro de un salto. Se detuvieron en el jardín. Padre permaneció inmóvil en el
pescante del carro. Daniel se percató de que contenía la respiración. Entonces se
abrió la puerta y apareció una mujer que llevaba un cerdo bastante pequeño en
brazos. Vestía unos tristes harapos y se acercó al carro con la espalda encorvada.
—No hay nad