EL HIJO DEL VIENTO El Hijo del Viento - Henning Mankell | Page 46
—Ya lo has oído. Pienso adoptarlo.
—¿Y?
—No hay « y » que valga. Ni continuación a esta historia. Vuelvo a casa. Y
me lo llevo conmigo.
—¿Por qué?
—Allí puedo ofrecerle una vida digna. Aquí, en cambio, sucumbirá, tal y
como tú decías.
Andersson escupió en el suelo y Geijer se apresuró a agacharse y limpiar el
escupitajo con un trapo. Bengler recordó avergonzado el día en que se permitió
vomitar en las manos de Geijer.
—¿Y qué vida se supone que puedes ofrecerle en Suecia?
—Otra mejor que la que le espera aquí.
—¿Crees que sobrevivirá a un viaje por mar? ¿O al frío de Suecia? A la nieve
y el viento y a toda esa gente muda… No solo estás loco, sino que, además, eres
un presuntuoso. ¿Acaso has encontrado y a el insecto ese que buscabas?
Bengler le mostró el frasco.
—Un escarabajo. Con unas antenas singulares. Aún no tiene nombre.
—Matarás a ese niño.
—Al contrario. Dime qué quieres por él.
Andersson sonrió.
—Una promesa. Que un día volverás para contarme qué fue de él.
Bengler asintió y se