El Gúegüence El Gueguence como manifestación lúdica sincrética | Page 33

El Güegüence como manifestación Lúdica Sincrética serenidad, la armonía y la alegría de contemplar las posibilidades. Sin duda alguna, hay en ello un rasgo de civilización. Sin embargo, es claro que diagnósticos de esa especie resultan infinitamente delicados. En fin, suele suceder que el juego ofrezca una compensación sin alcance, una salida agradable y ficticia a las tendencias delictuosas que la ley o la opinión reprueban y condenan. En contraste con las marionetas de hilos, naturalmente mágicas y graciosas, los títeres de mano por lo general encarnan (como ya Hirn lo había observado) 21 personajes pesados y cínicos, proclives a lo grotesco y a la inmoralidad, si no es que al sacrilegio. Así ocurre con la historia tradicional de Punch y de Judy. Punch asesina a su mujer y a su hijo, niega limosna a un mendigo al que da una paliza, comete toda suerte de crímenes, mata a la muerte y al diablo y, para terminar, cuelga en su propia horca al verdugo que viene a castigarlo. Con toda seguridad, sería erróneo distinguir en esa carga sistemática una imagen del ideal del público británico, que aplaude tantas siniestras hazañas. No las aprueba en absoluto, pero su alegría bullanguera e inofensiva lo relaja: aclamar al muñeco escandaloso y triunfante lo venga a poco costo de mil presiones y prohibiciones que la moral le impone en la realidad. Expresión o derivativo de los valores colectivos, los juegos necesariamente aparecen vinculados al estilo y a la vocación de las diferentes culturas. La relación es lejana o estrecha, la vinculación precisa o difusa, pero inevitable. Entre las sociedades que se acostumbra llamar primitivas y las que se presentan bajo el aspecto de Estados complejos y evolucionados hay contrastes evidentes que, en éstos, no agotan el desarrollo de la ciencia, de la técnica y de la industria, el papel de la administración, de la jurisprudencia o de los archivos, la teoría la aplicación y el uso de las mate