El gigante egoista y su jardin | Page 5

Era un bonito cuadro. Sólo en un rincón, en el rincón más apartado del jardín, seguía siendo invierno. Allí se encontraba un niño muy pequeño. Tan pequeño era, que no había podido llegar a las ramas del árbol y se paseaba a su alrededor llorando amargamente. El pobre árbol estaba aún cubierto de hielo y de nieve, y el viento del Norte soplaba y rugía por encima de él.
- Sube ya, muchacho- decía el árbol.
Y le alargaba sus ramas, inclinándose todo lo que podía, pero el niño era demasiado pequeño. El corazón del gigante se enterneció al mirar hacia afuera.
¡ Qué egoísta he sido!-pensó-. Ya sé por qué la primavera no ha querido venir aquí. Voy a colocar a ese pobre pequeñuelo sobre la cima del árbol, luego tiraré el muro, y mi jardín será ya siempre el sitio de recreo de los niños.
Estaba verdaderamente arrepentido de lo que había hecho. Entonces bajó las escaleras, abrió nuevamente la puerta y entró en el jardín. Pero cuando los niños le vieron, se quedaron tan aterrorizados que huyeron y el jardín se quedó otra vez invernal.