El Facilitador Familiar Diocesano El Facilitador Familiar Diocesano | Page 6

6 MODULO I SER FACILITADORES AL MODO DE SAN PABLO Pablo es un hombre y un cristia- no de su tiempo, que luchó por saber hacer lo mejor que pudo su vocación humana-cristiana-apos- tólica. La figura de Pablo resalta como modelo de facilitador, por su ca- pacidad de orientar con radicali- dad toda su vida a Jesucristo y al Evangelio. Él es una permanente invitación a vivir la novedad de ser cristiano y a ser facilitador de la Buena Nueva, a lanzarnos siem- pre hacia adelante (cf. Flp 3,13). Veamos las acciones que realiza: a) Experimenta fuertemente a Dios “Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. Ahora, en mi vida te- rrena, vivo creyendo en el Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí” (Gal 2, 19-20). 3. EL APOSTOLADO DE LA FORMACIÓN Quien se siente llamado a formar a otros, sabe que se trata de un servicio, un apostolado. Para llegar a ser facili- tador, se requiere algo más que buena voluntad y disposición: • • DESARROLLAR Un facilitador crece en el camino en los siguientes aspectos: • d) Hace del apostolado una ofren- da “Les pido, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que se ofrez- can como sacrifico vivo, santo y agradable a Dios. Este debe ser un auténtico culto” (Rom 12, 1). Ser. Cristiano comprometido, ma- duro, equilibrado, en constante proceso de conversión, con espi- ritualidad sólida; iniciativa, creati- vidad, abierto a la crítica construc- tiva, capaz de contagiar el espíritu de conversión, comunión y servi- cio. Debe ser un gran conocedor del tema y de distintas técnicas edu- cativas que le permitan transmitir sus conocimientos. Debe ser lo suficientemente competente para pararse frente al grupo. No se vale que no tenga un dominio absoluto del tema. • Una cualidad o valor fundamental del facilitador, es la lealtad. El facili- tador debe ser leal a sí mismo, a su grupo y a la iglesia, no debe hablar mal o quejarse de la organización. No deberá actuar a espaldas de nadie, ni deberá prestarse para ser un instrumento de manipulación. • c) Acepta la cruz “Estén siempre alegres en el Se- ñor; les repito, estén alegres. Que todo el mundo los conozca por su bondad” (Flp 4, 4-5). Los rasgos mencionados llevan a la conclusión de que el formador se cons- truye con ayuda de otros. No nace sien- do formador, se hace con la práctica y el estudio. 4. CRECER COMO FACILITADOR, CUALIDADES Y HABILIDADES A b) Actúa como pastor, padre y ma- dre “Nos comportamos afablemen- te con ustedes, como una madre cuida a sus hijos con amor. Tanto amor les teníamos que ansiába- mos entregarles, no solo el evan- gelio de Dios, sino también nues- tras vidas. ¡A tal punto llegaba nuestro amor por ustedes!” (1 Tes 2, 7-8). En el plano del ser, saber y saber hacer es necesario como mínimo, las cualidades que ha logrado un laico que ha pasado por un proce- so de formación teórica y entrena- miento de las técnicas de facilita- ción. Actitudes y aptitudes. Estas serán el punto de partida para hacerse formador en el camino. Una mujer o un hombre: responsable, respe- tuoso, con gusto por la enseñan- za, ordenado, dispuesto a seguir formándose, abierto, adaptable, fiel a los contenidos, con amor a la verdad y a la Iglesia, sencillo, de relaciones humanas cordiales, in- teresado en aprender con otros. Saber hacer. Aplica la formación pedagógica y psicológica en pla- near, desarrollar y evaluar la se- sión; alcanzar los objetivos del ta- ller o su materia, coordinación del grupo; motivar, guiar, acompañar, dialogar, estar formándose conti- nuamente; habilidades de comu- nicación, etc. Deberá demostrar un trato ama- ble, excelencia en el servicio para las personas que participan en el proceso formativo. Nunca con- siderar a los participantes como simples objetos o recipientes que hay que llenar de conocimientos. Saber. Dominio de los contenidos, formación pedagógica y psico- logía de adultos, conocedor del proceso formativo y contexto so- ciocultural. 5. EL FACILITADOR, UN BUEN COMUNICADOR Formar a otros es un ejercicio de co- municación. Esto implica desarrollar la habilidad para escuchar y saber trans- mitir, prestando especial atención a los resultados: • Escuchar, es oír atentamente lo que el otro nos dice. La escucha re- quiere de valores como paciencia, sensibilidad, humildad y apertura. La mejor escucha, es aquella en la que nos ponemos en el lugar de la otra persona; cuando tratamos de ver las cosas como los otros las ven y sentirlas como las sienten. A esto se le conoce como empatía. • Transmitir, es comunicar con clari- dad nuestros pensamientos y sen- timientos. La buena información