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MODULO I
SER FACILITADORES AL
MODO DE SAN PABLO
Pablo es un hombre y un cristia-
no de su tiempo, que luchó por
saber hacer lo mejor que pudo su
vocación humana-cristiana-apos-
tólica.
La figura de Pablo resalta como
modelo de facilitador, por su ca-
pacidad de orientar con radicali-
dad toda su vida a Jesucristo y al
Evangelio. Él es una permanente
invitación a vivir la novedad de ser
cristiano y a ser facilitador de la
Buena Nueva, a lanzarnos siem-
pre hacia adelante (cf. Flp 3,13).
Veamos las acciones que realiza:
a) Experimenta fuertemente a
Dios
“Estoy crucificado con Cristo, y ya
no vivo yo, sino que es Cristo quien
vive en mí. Ahora, en mi vida te-
rrena, vivo creyendo en el Hijo de
Dios que me amó y se entregó por
mí” (Gal 2, 19-20).
3. EL APOSTOLADO DE LA FORMACIÓN
Quien se siente llamado a formar a
otros, sabe que se trata de un servicio,
un apostolado. Para llegar a ser facili-
tador, se requiere algo más que buena
voluntad y disposición:
•
•
DESARROLLAR
Un facilitador crece en el camino en los
siguientes aspectos:
•
d) Hace del apostolado una ofren-
da
“Les pido, pues, hermanos, por la
misericordia de Dios, que se ofrez-
can como sacrifico vivo, santo y
agradable a Dios. Este debe ser
un auténtico culto” (Rom 12, 1).
Ser. Cristiano comprometido, ma-
duro, equilibrado, en constante
proceso de conversión, con espi-
ritualidad sólida; iniciativa, creati-
vidad, abierto a la crítica construc-
tiva, capaz de contagiar el espíritu
de conversión, comunión y servi-
cio.
Debe ser un gran conocedor del
tema y de distintas técnicas edu-
cativas que le permitan transmitir
sus conocimientos. Debe ser lo
suficientemente competente para
pararse frente al grupo. No se vale
que no tenga un dominio absoluto
del tema.
•
Una cualidad o valor fundamental
del facilitador, es la lealtad. El facili-
tador debe ser leal a sí mismo, a su
grupo y a la iglesia, no debe hablar
mal o quejarse de la organización.
No deberá actuar a espaldas de
nadie, ni deberá prestarse para ser
un instrumento de manipulación.
•
c) Acepta la cruz
“Estén siempre alegres en el Se-
ñor; les repito, estén alegres. Que
todo el mundo los conozca por su
bondad” (Flp 4, 4-5).
Los rasgos mencionados llevan a la
conclusión de que el formador se cons-
truye con ayuda de otros. No nace sien-
do formador, se hace con la práctica y
el estudio.
4. CRECER COMO FACILITADOR, CUALIDADES Y HABILIDADES A
b) Actúa como pastor, padre y ma-
dre
“Nos comportamos afablemen-
te con ustedes, como una madre
cuida a sus hijos con amor. Tanto
amor les teníamos que ansiába-
mos entregarles, no solo el evan-
gelio de Dios, sino también nues-
tras vidas. ¡A tal punto llegaba
nuestro amor por ustedes!” (1 Tes
2, 7-8).
En el plano del ser, saber y saber
hacer es necesario como mínimo,
las cualidades que ha logrado un
laico que ha pasado por un proce-
so de formación teórica y entrena-
miento de las técnicas de facilita-
ción.
Actitudes y aptitudes. Estas serán
el punto de partida para hacerse
formador en el camino. Una mujer
o un hombre: responsable, respe-
tuoso, con gusto por la enseñan-
za, ordenado, dispuesto a seguir
formándose, abierto, adaptable,
fiel a los contenidos, con amor a
la verdad y a la Iglesia, sencillo, de
relaciones humanas cordiales, in-
teresado en aprender con otros.
Saber hacer. Aplica la formación
pedagógica y psicológica en pla-
near, desarrollar y evaluar la se-
sión; alcanzar los objetivos del ta-
ller o su materia, coordinación del
grupo; motivar, guiar, acompañar,
dialogar, estar formándose conti-
nuamente; habilidades de comu-
nicación, etc.
Deberá demostrar un trato ama-
ble, excelencia en el servicio para
las personas que participan en el
proceso formativo. Nunca con-
siderar a los participantes como
simples objetos o recipientes que
hay que llenar de conocimientos.
Saber. Dominio de los contenidos,
formación pedagógica y psico-
logía de adultos, conocedor del
proceso formativo y contexto so-
ciocultural.
5. EL FACILITADOR, UN BUEN COMUNICADOR
Formar a otros es un ejercicio de co-
municación. Esto implica desarrollar la
habilidad para escuchar y saber trans-
mitir, prestando especial atención a los
resultados:
•
Escuchar, es oír atentamente lo
que el otro nos dice. La escucha re-
quiere de valores como paciencia,
sensibilidad, humildad y apertura.
La mejor escucha, es aquella en la
que nos ponemos en el lugar de la
otra persona; cuando tratamos de
ver las cosas como los otros las ven
y sentirlas como las sienten. A esto
se le conoce como empatía.
•
Transmitir, es comunicar con clari-
dad nuestros pensamientos y sen-
timientos. La buena información