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EL FACILITADOR DIOCESANO
T E M A
2 :
S E R
Y
C R E C E R
C O M O
F A C I L I T A D O R
VAMOS A RECONOCER QUE EL FORMAR A OTROS ES UN SERVICIO QUE REQUIERE DE PREPARACIÓN. -
VALORAREMOS LAS CUALIDADES, CONOCIMIENTOS, ACTITUDES Y HABILIDADES QUE HA DE POSEER Y
DESARROLLAR UN BUEN FACILITADOR FAMILIAR DIOCESANO.
1. DE EXPOSITOR A FACILITADOR
El facilitador es alguien que realiza una actividad importante dentro de un proceso
de aprendizaje. El facilitador es el centro de atracción de las miradas, causando
diferentes impresiones en ellas, ya sea como líder, maestro, expositor, compañe-
ro, moderador, amigo, etc. Cada uno de los participantes se formará un concepto
muy particular de él y del papel que desempeña cuando se encuentra al frente
del grupo.
El Facilitador es la persona profesionalmente capacitada, quién, teniendo una
conciencia profunda de lo que es la dignidad del ser humano y de las múltiples
carencias que con respecto a ésta tiene nuestra sociedad actual, se ocupa de pro-
mover un desarrollo humano integral en cada grupo y persona que se le confía, a
través de la conducción de cursos o talleres.
Es difícil encontrar a una persona que posea todas las características que se re-
quieren para ser un buen facilitador, sin embargo, estas pueden ser adquiridas
con la práctica y perfeccionadas con la experiencia.
“Que los laicos se sientan
motivados por la gracia del
bautismo a integrarse a la vida
parroquial y a pertenecer a los
grupos y asociaciones laicales,
para fomentar iniciativas que
resulten en una pastoral más
misionera y comprometida con
las realidades de nuestro
pueblo, acercando a los más
alejados de la Iglesia.” (II Sínodo
Diocesano N. 055)
“Considérese a la Pastoral
2.- EL FACILITADOR, ALGUIEN QUE CONOCE EL PROCESO GLOBAL Familiar como prioritaria
La facilitación no se improvisa. El facilitador ha de ser una persona preparada y
con ciertas características que le permitan influir en las personas para generar un
crecimiento humano, y sobre todo un crecimiento en la fe. orgánica de la Diócesis y de las
Es importante conocer, reflexionar y asimilar lo que “es” un facilitador, de tal for-
ma que el aspirante se comprometa a desarrollar algunas virtudes importantes, y
evitar los errores que traerían como consecuencia el fracaso de un grupo. Por lo
tanto, el facilitador es: la atención especialísima a los
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Un guía, pues dirige las sesiones para que los participantes se conduzcan a su
propio aprendizaje, dándole vida y significado a su labor formativa.
Un innovador, que no se limita a inculcar conceptos, a solo “informar”, sino
que provoca la creatividad en la propia superación personal: forma a un gru-
po. Esto implica volverse explorador de la verdad y de las realidades humanas
para establecer puentes de comunicación más personales.
Un investigador, ya que busca constantemente su actualización, analizando
con profundidad la realidad que vive el grupo a capacitar, con el fin de entre-
gar lo mejor de sí mismo al grupo, descubriendo los valores de las personas
y de los grupos, contribuyendo a desarrollarlos en un ambiente de respeto.
Una autoridad, ya que busca ser coherente en sus principios y sus actos.
Un profesional comprometido consigo mismo, con sus grupos, con sus com-
pañeros de trabajo, con la sociedad, con su iglesia y con su país. Para ello debe
tener la preparación suficiente para guiar adecuadamente al grupo que se le
encomienda.
Una gran persona, pues tuvo que pasar por un proceso de superación perso-
nal, antes de pretender hacerlo con un grupo.
dentro de la Pastoral
Parroquias. Por ningún motivo
debe el párroco dejar de lado
matrimonios y a la familia” (II
Sínodo Diocesano N. 332)
“ El Plan Pastoral de nuestra
Diócesis, manda el crear
consejerías en los niveles
parroquial y diocesano,
las Pastorales Familiares
deberán colaborar de forma
efectiva en la creación
de estos espacios y su
sostenimiento, en primer lugar
capacitando a los matrimonios
y agentes de pastoral y luego
desarrollando y evaluando
los diferentes aspectos de la
misma.” (Estatutos de Pastoral
Familiar No. 130)