Un Poema, mil mundos
El Dromedario
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Fado, eterno lamento
Desde el primer instante, al escuchar fado, se siente una fuerza embrujadora. Una atracción natural a esta música que nos hace pensar incluso en algo que ya hemos escuchado. Los temas son por excelencia la saudade, ese sentimiento no traducible, esa nostalgia que puede ser tan tierna como devastadora, el amor no
correspondido, el exilio, los celos, la nostalgia de los que murieron, o simplemente la tristeza. Acompaña a la voz una guitarra, que puede ser clásica, la llamada “viola” en portugués o guitarra portuguesa (de Coimbra o Lisboa). El fado es un género musical portugués. La palabra viene del latín fatum, que significa destino. Su origen no es del todo claro, y algunas veces se asocia de manera errónea con los cantos moros: esta relación, aunque clara, no es directa. El fado apareció un poco más de cuatro siglos después de que se fueron los moros de Portugal, en 1249. Sin embargo, está claro que el arte de la península ibérica está marcado por la presencia de elementos de origen árabe. Por eso, quizás, podemos asociar el fado al flamenco, pues tienen en su intención algo en común, una historia, un lamento muchas veces. Igualmente, se puede comparar con el tango, e incluso con las rancheras. De hecho, por el uso de la guitarra, se asemeja mucho a nuestra música colombiana, desde las cuerdas pulsadas hasta la armonía
Constituido de cantos populares, le ocurre lo que a muchos otros géneros nacidos en barrios populares: al salir a la luz, se aburguesan. Nacido al comienzo de los años mil ochocientos en Lisboa, aparece espontáneamente como cantos acompañados de guitarra, los cuales se interpretaban en un contexto cotidiano, de convivencia y ocio, dentro y fuera de las casas. En efecto, la imagen de ese origen del fado según muchos historiadores es la de las calles o las tabernas , la de un canto que cuenta un día a día de una clase social marginada. Por esto, la clase intelectual portuguesa desde un principio lo rechazaba.
Se ha considerado que su fundadora formal es María Severa, quien era conocida por ser una meretriz y entablar una relación polémica con un aristócrata bohemio. De su relación nació uno de los mitos del fado, que se llevará a muchos poemas cantados e incluso al cine o al teatro, podemos dar como claro ejemplo el romance La Severa, de Júlio Dantas, publicado en 1901 y llevado a la gran pantalla en 1931, por el que sería el primer largometraje portugués, de Leitão de Barros.
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