El diario de Anna Frank | Page 88

Gentileza de El Trauko http://go.to/trauko Sábado 25 de diciembre de 1943 Querida Kitty: Este día de Navidad me recuerda muy particularmente la historia de una amor de juventud que Pim me contó el año pasado, por la misma época. Entonces, no podía comprender tan bien el sentido de sus palabras. ¡Cómo me gustaría que volviera a hablarme de eso! Al menos, podría probarle mi simpatía. Pim debió de contarlo por necesidad de confiarse a alguien, aunque sólo fuera una vez, él, el confidente de tantos "secretos del corazón", porque Pim no habla nunca de sí mismo. No creo que Margot tenga la menor idea de todo cuanto papá ha sufrido. ¡Pobre Pim! No podrá hacerme creer que lo ha olvidado todo. No olvidará jamás. Se ha vuelto tolerante. Confío en que, más tarde, seré un poco como él, sin tener que pasar por todo eso. Tuya, ANA Lunes 27 de diciembre de 1943 Querida Kitty: El viernes a la noche recibí por primera vez en mi vida un regalo de Navidad. Miep, Elli, Koophuis y Kraler nos prepararon una deliciosa sorpresa. Miep hizo torta de Navidad, adornada con estas letras: "Paz 1944". Elli nos regaló medio kilo de galletas, calidad de preguerra. Peter, Margot y yo recibimos cada uno un frasco de yogur, y los mayores, una botella de cerveza. Todo estaba muy lindamente envuelto, con una imagen en cada paquetito. Aparte de eso, los días de Navidad pasaron rápidamente para nosotros. Tuya, ANA Miércoles 29 de diciembre de 1943 Querida Kitty: Anoche me sentí nuevamente triste. Volví a acordarme de abuelita y de Lies. ¡Abuelita! ¡Oh, la querida abuelita! ¡Qué buena y dulce era! Ignorábamos que padecía de una enfermedad muy grave. ¿Lo deseaba ella así? ¡Qué fiel nos era abuelita! Nunca hubiese dejado que nos derrumbáramos. Yo podía hacer cualquier cosa, ser insoportable a último grado, pero ella siempre me disculpaba. Abuelita, ¿me quisiste realmente o tú tampoco me comprendiste? No sé. Nadie iba nunca a confiarse con abuelita. ¡Qué sola debía de sentirse, a pesar del cariño de todos nosotros! Hay quien puede sentir la soledad, aunque esté rodeado de afectos, si para nadie es el Amado con A mayúscula. ¿Y Lies? ¿Vive aún? ¿Qué hace? ¡Oh Dios, protégela y devuélvenosla! Lies, tú me haces entrever lo que hubiera podido ser mi suerte; constantemente me pongo en tu lugar. ¿Por 84