Gentileza de El Trauko
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"Himmelhochjauchzend, zum Tode btrübt".5 Esto podría aplicarse a mí. Me siento
en el primer estado al pensar en todo lo que disfrutamos aquí, comparado con lo que les
ocurre a otros judíos; y en el segundo caigo frecuentemente, como hoy, por ejemplo, a raíz
de la visita de la señora Koophuis, que nos ha hablado de su hija Corrie; ella va a remar
con sus amigos, participa en actividades de un teatro de aficionados, práctica deportes. No
creo estar celosa de Corrie, pero al oír hablar de su vida mi deseo de reír y divertirme
alocadamente se vuelve más fuerte. Sobre todo ahora, durante las vacaciones de Navidad,
encerrados como estamos entre cuatro paredes, cual parias... Quizás esté mal hablar de eso,
puedo parecer ingrata, y sin duda exagero. Sea lo que fuera lo que tú puedas pensar, soy
incapaz de reservarme tales cosas para mí, y retorno a lo que ya dije al pr incipio: "El papel
es paciente".
Cuando alguien llega al anexo desde la calle, el viento en sus ropas y el frío
coloreando sus cachetes, quisiera ocultar mi cabeza debajo de las frazadas para hacer callar
este pensamiento: "¿Cuándo podremos respirar aire fresco?". Y como no puedo esconder la
cabeza debajo de las frazadas, sino que, al contrario, me veo obligada a mantenerla alta y
mostrarme valiente, los pensamientos vienen y vuelven, innumerables. Créeme: después
del año y medio de vida enclaustrada, hay momentos en que la copa rebasa. Sea cual fuere
mi sentido de la justicia y de la gratitud, no me es posible ahuyentar tales ideas. Ir en
bicicleta, bailar, silbar, mirar a la gente, sentirme joven y libre; tengo sed y hambre de todo
eso, y debo esforzarme para disimularlo. Imagínate que los ocho empezáramos a quejarnos
y a poner mala cara. ¿Adonde iríamos a parar? A veces me hago esta pregunta: "¿Existe
alguien en el mundo capaz de comprenderme, sea o no judío, y que viera en mí a la
muchacha que pide nada más que una cosa: divertirse, gozar de la vida?". Lo ignoro, no
podría hablar de eso con nadie, porque me echaría a llorar. Sin embargo, llorar alivia en
ocasiones.
Pese a mis teorías y a lo que me atormenta, la verdadera madre que yo imagino y
que me atormenta, la verdadera madre que yo imagino y que me comprendería me falta a
cada instante. Todo cuanto pienso, todo cuanto escribo le está dedicado, en la esperanza de
llegar a ser más tarde para mis hijos la "Mamita" cuya imagen me he forjado Una
"Mamita", que no tomaría necesariamente en serio todo lo que se dice en las
conversaciones generales, pero que sí consideraría seriamente lo que yo dijera. Sin que
pueda explicar por qué, me parece que lo expresa todo. Con el fin de aproximarme a mi
ideal, he pensado llamar a mamá "Mammi", para no decir "Mamita". Ella es, por así decir,
la "Mamita" incompleta. ¡Cuánto me gustaría llamarla así! Y, sin embargo, ella ignora todo
eso. Afortunadamente, porque se apenaría demasiado.
Pero ya me he desahogado bastante. Al escribir estas líneas he resucitado un tanto.
Tuya,
ANA
5
Famoso verso de Goéte: "En la cima del mundo, o en las profundidades de la desesperación". (N. del T.).
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