Gentileza de El Trauko
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Quien pretende que los mayores del anexo afrontan una vida mucho más difícil, no
comprende sin duda hasta qué punto nosotros somos asaltados por nuestros problemas...
problemas para los cuales acaso somos demasiado jóvenes, pero que no dejan de
imponérsenos; hasta que tras largo tiempo, creemos haber hallado la solución,
generalmente una solución que no parece resistir a los hechos, pues éstos terminan por
destruirla. He ahí la dureza de esta época, tan pronto como los idealismos, los sueños, las
bellas esperanzas han tenido tiempo de germinar en nosotros, son súbitamente atacados y
del todo devastados por el espanto de la realidad.
Asombra que yo no haya abandonado aún todas mis esperanzas, puesto que parecen
absurdas e irrealizables. Sin embargo, me aferró a ellas, a pesar de todo, porque sigo
creyendo en la bondad innata del hombre. Me es absolutamente imposible construirlo todo
sobre una base de muerte, miseria y confusión. Veo el mundo progresivamente
transformado en desierto; oigo, cada vez más fuerte, el fragor del trueno que se acerca, y
que anuncia tal vez nuestra muerte; me compadezco del dolor de millones de personas; y,
sin embargo, cuando miro el cielo, pienso que todo eso cambiará y que todo volverá a ser
bueno, que hasta estos días despiadados tendrán fin, y que el mundo conocerá de nuevo el
orden, el reposo y la paz.
Mientras lo espero, pongo mis pensamientos al abrigo y velo por ellos, para el caso
de que, en los tiempos venideros, puedan todavía realizarse.
Tuya,
ANA
Viernes 21 de julio de 1944
Querida Kitty:
Hay cada vez más razones para confiar. Esto marcha. ¡Sí, verdaderamente, marcha
muy bien! ¡Noticias increíbles! Tentativa de asesinato contra Hitler, no por judíos
comunistas o por capitalistas ingleses, sino por un general de la nobleza germánica, un
conde, y joven, por añadidura. La "Divina Providencia" ha salvado la vida del Führer, que
sólo ha tenido que sufrir, y es una lástima, algunos rasguños y quemaduras. Varios
oficiales y generales de su séquito han muerto o quedado heridos. El culpable principal ha
sido ejecutado.
Una buena prueba, ¿eh?, de que muchos oficiales y generales están cansados de la
guerra y verían con alegría y voluptuosidad a Hitler descender a los abismos más
profundos. Tras la muerte de Hitler, los alemanes aspirarían a establecer una dictadura
militar, un medio, según ellos, de concluir la paz con los aliados, y que les permitiría
rearmarse y recomenzar la guerra veinte años después. Quizá la Providencia haya ex
profeso retardado un poco la muerte de Hitler, pues será mucho más fácil para los aliados,
y más ventajoso también, si los germanos puros, y sin tacha se encargan ellos mismos de
matarse entre sí; menos trabajo para los rusos y los ingleses, que podrán proceder con
mayor rapidez a la reconstrucción de sus propias ciudades.
Pero aún no hemos llegado a eso. ¡Cuidado con anticiparse! Sin embargo, lo que
arriesgo, ¿no es una realidad tangible? Por excepción, no estoy en vena de divagar a
propósito de idealismos imposibles. Hitler tuvo nuevamente la amabilidad de hablar a su
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