Gentileza de El Trauko
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hallar la palabra cabal para responderle. Tanto más cuanto que los conceptos "fácil" y
"dinero" son para mí nuevos y totalmente extraños. Peter comienza a depender, poco más o
menos de mí, y yo no lo admitiré, sean cuales fueren las circunstancias. Una persona como
Peter encuentra difícil sostenerse sobre sus propias piernas, pero aún resulta más difícil
hacerlo cuando se es un hombre consciente en la vida. Como tal, es doblemente arduo
seguir firmemente una ruta a través del mar de los problemas, sin dejar de ser recto y
perseverante. Eso me vuelve cavilosa; durante días enteros, busco y rebusco un medio
radical de curarlo de esa palabra terrible: "fácil".
Lo que le parece tan fácil y tan hermoso lo arrastrará a un abismo donde no hay
amigos ni apoyo, ni nada que se vincule a la belleza; un abismo del que es casi imposible
salir. ¿Cómo hacérselo comprender?
Todos vivimos sin saber por qué ni con qué norte, y siempre buscamos la felicidad;
vivimos todos juntos y cada cual de manera diferente. Los tres fuimos educados en un buen
ambiente, estamos capacitados para el estudio, tenemos la posibilidad de realizar algo, y
muchas razones para esperarla felicidad, pero debemos hacer algo para alcanzarla. Realizar
una cosa fácil no demanda ningún esfuerzo. Hay que practicar el bien y trabajar para
merecer la dicha, y no se llega a ella a través de la especulación y la pereza. La pereza
seduce, el trabajo satisface.
No comprendo a las personas que desdeñan el trabajo, aunque no es el caso de
Peter; lo que le falta es un objetivo determinado; se considera poco listo y demasiado
mediocre para llegar a un resultado. ¡Pobre muchacho! Nunca ha sabido lo que es hacer a
los demás felices, y eso yo no puedo enseñárselo. No tiene religión, se burla de Jesucristo,
y blasfema usando el nombre de Dios; tampoco yo soy ortodoxa, pero me entristece su
desdén, su soledad y su pobreza de alma.
Pueden regocijarse quienes tienen una religión, pues no le es dado a todo el mundo
creer en lo celestial. Ni siquiera es necesario temer el castigo, después de la muerte; no
todos creen en el purgatorio, el infierno y el cielo, pero una religión, sea cual fuere,
mantiene a los hombres en el camino recto. El temor a Dios otorga la estimación del propio
honor, de la propia conciencia. ¡Qué hermosa sería toda la humanidad, y qué buena, si, por
la noche, antes de dormirse, cada cual evocase cuanto le ocurrió durante el día, y todo lo
que hizo, llevando cuenta del bien y del mal en su línea de conducta! Inconscientemente y
sin titubeos, las personas se esforzarían por enmendarse, y es probable que después de
algún tiempo se hallarán frente a un buen resultado. Todo el mundo puede probar este
simple recurso, que no cuesta nada y que indudablemente sirve para algo. "En una
conciencia tranquila es donde radica nuestra fuerza". El que lo ignore puede aprenderlo y
hacer la prueba.
Tuya,
ANA
Sábado 8 de julio de 1944
Querida Kitty:
El apoderado, M.B., ha vuelto del campo con una cantidad enorme de fresas,
polvorientas, llenas de arena, pero fresas al fin. No menos de veinticuatro cajitas para la
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