Gentileza de El Trauko
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servirá. Inglaterra y el mundo entero lo saben harto bien. Por eso los aliados, todos y cada
uno, y particularmente Inglaterra, se verán obligados a hacer penosos sacrificios.
Ningún país querrá sacrificar a sus hombres en el interés de otro país, e Inglaterra
no será la excepción. La invasión, la liberación y la libertad vendrán un día, pero la hora
será fijada por Inglaterra y Estados Unidos, y no por un conjunto de territorios ocupados.
Con gran pesar y consternación hemos sabido que muchas personas se han vuelto
contra los judíos. Hemos oído decir que el antisemitismo se ha apoderado de ciertos
círculos, donde antes, jamás se hubiera pensado en eso. Los ocho nos sentimos
profundamente conmovidos por la noticia. La causa de este odio contra los judíos es
plausible, a veces hasta humana, pero inadmisible. Los cristianos reprochan a los judíos
que, ante los alemanes, tengan la lengua demasiado larga, traicionando a sus protectores y
haciendo sufrir a los cristianos, por culpa de ellos, la suerte trágica y la tortura horrible de
tantos de nosotros.
Todo eso es verdad, pero hay que ver el reverso de la medalla, como en cualquier
otro caso. ¿Los cristianos, en nuestro lugar, obrarían de manera diferente? ¿Un hombre, sea
judío o cristiano, puede callarse ante los medios de que se sirven los alemanes? Todo el
mundo sabe que eso es casi imposible. ¿Por qué, entonces, exigir lo imposible a los judíos?
En los grupos de la Resistencia corre un rumor vinculado a los judíos alemanes
otrora emigrados en Holanda, y actualmente en los campos de concentración de Polonia:
éstos no podrían, después de la derrota de Hitler, regresar a Holanda, donde tenían el
derecho de asilo; se les obligaría a volver a Alemania.
Oyendo eso, ¿no es lógico que nos preguntemos por qué se sostiene esta guerra
larga y penosa? ¡Se nos ha repetido siempre que nosotros combatimos juntos por la
libertad, la verdad y el derecho! Si ya se declara la división en pleno combate, ¿el judío
saldrá de él inferior a algún otro, una vez más? ¡Oh! Es triste tener que admitir el viejo
aforismo: "De la mala acción de un cristiano, es este mismo responsable; la mala acción de
un judío recae sobre todos los judíos".
Francamente, no puedo concebir que los holandeses hagan semejante cosa, ese
pueblo bueno, honrado y leal que, al juzgarlos así, juzga al pueblo más oprimido, al más
desgraciado y quizás al más digno de compasión del mundo entero.
Sólo me resta confiar en que esta ola de odio contra los judíos sea pasajera, que los
holandeses se mostrarán bien pronto tales como son, guardando intacto su sentimiento de
justicia y su integridad. Porque el antisemitismo es injusto.
Y si este horror tuviera verdaderamente que suceder , el pobre puñado de judíos que
queda en Holanda terminaría por dejarla. También nosotros aprontaríamos las valijas y
reanudaríamos la marcha, abandonando a este hermoso país que tan cordialmente nos
recibió y que sin embargo, nos vuelve la espalda.
Amo a Holanda. Hasta había confiado en que me serviría de patria, a mí, apatrida, y
sigo esperándolo.
Tuya,
ANA
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