El diario de Anna Frank | Page 155

Gentileza de El Trauko http://go.to/trauko la inflación. Papá, con su educación esmerada, debió reírse ayer cuando, por primera vez en sus cincuenta y cinco años, tuvo que comer el raspado de la olla. Mamá proviene también de padres ricos. A menudo escuchamos boquiabiertos sus historias de fiestas de esponsales con doscientos cincuenta invitados, cenas y bailes de sociedad. Ahora ya no se nos puede considerar ricos, pero confío en que nos reharemos después de la guerra. A diferencia de mamá y de Margot, te aseguro que no me contentaría con una pequeña vida restringida. Me gustaría pasar un año en París y otro en Londres, para estudiar las lenguas y la historia del arte. ¡Compara eso con lo que desea Margot, que aspira a ser matrona en Palestina! Tengo todavía llena la imaginación de hermosos vestidos y personas interesantes. Como ya te he dicho, querría ver algo de mundo, adquirir cierta experiencia. Para eso, un poco de dinero no vendría mal. Esta mañana, Miep nos habló de una fiesta de compromiso a la que estuvo invitada. Tanto el novio como la novia pertenecen a familias adineradas, resultó, pues, particularmente elegante. Miep nos embobó con su descripción del menú; sopa de legumbres con albondiguillas de carne, queso, panecillos, entremeses con huevos, rosbif, torta de moka, vinos y cigarrillos, todo a discreción (mercado negro). Miep bebió diez copas. No está mal para una abstemia, ¿en? Si ella hizo así, me preguntó en cuánto la habrá sobrepasado su marido. Naturalmente, todos los invitados estaban un poco achispados. Entre ellos, había dos policías militares que fotografiaron a los novios. Dijérase que Miep no puede olvidar un solo instante a sus protegidos clandestinos: sabiendo que ellos eran de los "buenos", anotó inmediatamente el nombre y la dirección de esos hombres, por si alguna vez hubiera necesidad de ellos. Mientras escuchábamos su relato se nos hizo agua la boca. A nosotros, que nos contentamos para el desayuno con dos cucharadas de sopa de avena y que tenemos el estómago vacío la mayor parte del tiempo por no comer más que espinacas medio cocidas (para conservar las vitaminas) y patatas podridas, ensalada cruda o cocida, y nuevamente espinacas. Tal vez lleguemos a ser fuertes como Popeye... ¡aunque de esto no tengo la menor prueba! Si Miep hubiera podido llevarnos a esa fiesta de compromiso, seguramente no habríamos dejado un solo panecillo a los otros invitados. Puedo decirte que estábamos literalmente pegados a ella, sacándole las palabras de la boca, como si nunca jamás hubiésemos oído hablar de cosas buenas y personas distinguidas. Y eso les ocurre a las nietas de un millonario. ¡Qué extrañas vueltas tiene la vida! Tuya, ANA Martes 9 de mayo de 1944 Querida Kitty. Mi cuento Ellen, el hada madrina está terminado. Lo he pasado en limpio en un hermoso papel de cartas, con algunos adornos en tinta roja, y lo he cosido todo. No queda 151