Gentileza de El Trauko
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ante nosotros? Pretendes que te abandonamos, que te dejamos sola, que no te hacemos
justicia... No, Ana. ¡Eres tú quien comete un gran error al ser así de injusta! Quizá no
querrías decir eso. Pero lo has escrito. ¡No, Ana! ¡Nosotros no merecemos semejante
reproche!
¡Oh, es horrible cometer tal error! Es la cosa más innoble que haya hecho en mi
vida. Para que él me respetase, me empeciné en hablar de mis lágrimas y mi pesar con la
presunción de una persona mayor. He tenido una gran pena, desde luego, pero acusar de
esa manera al bueno de Pim, él que lo ha hecho todo por mí, y sigue haciéndolo, era más
que innoble.
Tanto mejor si se me ha hecho salir de mi torre de marfil, si mi orgullo ha recibido
un pequeño impacto. Porque fui demasiado presuntuosa ¡Señorita Ana, lo que usted ha
hecho está lejos de ser perfecto! Causar semejante pesar a alguien a quien se dice querer, e
intencionalmente, por añadidura, no es más que una bajeza, ¡una gran bajeza!
Lo que más me avergüenza es cómo papá me ha perdonado; va a quemar la carta, y
se ha vuelto tan amable conmigo que se creería que es él el culpable.
¡No, Ana! ¡Tú tienes todavía mucho que aprender!
¡En lugar de encarar a los demás y acusarlos, harías mejor en volver a empezar!
He tenido mis penas, sí. Pero todos los jóvenes de mi edad pasan por eso, ¿verdad?
Yo interpretaba una comedia antes de tener conciencia de lo que hacía; me sentía sola, pero
rara vez vencida. Hay que avergonzarse de eso, y me avergüenzo terriblemente.
Lo hecho, hecho está; pero es posible corregirse.
Volver a empezar desde el principio, quiero hacerlo, y no debe de ser demasiado
difícil, pues tengo a Peter. ¡Con su apoyo tendré éxito!
Ya no estoy sola en el mundo. Él me quiere y yo lo quiero, tengo mis libros, los
cuentos que escribo y mi diario; no soy demasiado fea ni demasiado tonta; poseo una
alegría natural y buen carácter. ¡Ese es, pues, mi propósito!
Sí, Ana. Has podido comprobar muy bien que tu carta era demasiado dura, y un
gran error, y, por si fuera poco, ¡te sentías orgullosa de haberla escrito! Tomando ejemplo
de papá, conseguiré enmendarme.
Tuya,
ANA
Lunes 8 de mayo de 1944
Querida Kitty:
¿Te he hablado alguna vez de nuestra familia? Creo que no, y es una razón para
empezar en seguida. Los padres de papá eran muy ricos. Su padre había hecho fortuna
solo, y su madre provenía de una familia adinerada y distinguida. La juventud de papá fue,
pues, extremadamente agradable: bailes o fiestas, residencias suntuosas, lindas muchachas,
banquetes, etc. Todo ese dinero se perdió durante la Primera Guerra Mundial y a causa de
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