El diario de Anna Frank | Page 125

Gentileza de El Trauko http://go.to/trauko —Debe de ser fastidioso eso de sentirse una tercera rueda de la carreta —he agregado. —¡Oh, estoy acostumbrada! —contestó ella no sin amargura. Confieso que eso no se lo he transmitido a Peter, más tarde quizá; primero tenemos aún un montón de cosas que decirnos. Anoche, pequeña reprimenda de mamá, desde luego bien merecida. Creo que sería mejor no llevar demasiado lejos mi indiferencia hacia ella. Hay, pues, que volver a empezar. Tratemos de ser amables, a pesar de todo, y prescindamos de las observaciones. Pim se muestra también menos cariñoso. Sus esfuerzos por no seguir tratándome como una niña lo han enfriado demasiado. Ya veremos. Basta por hoy. No hago nada más que mirar a Peter: y eso es más que suficiente. Tuya, ANA He aquí una prueba de la bondad de Margot: una carta que he recibido hoy 20 de marzo de 1944. Ana: Al decirte anoche que no estaba celosa de ti, no fui franca sino en parte. Quiero decir: no estoy celosa ni de ti ni de Peter. Pero me aflige un poco no haber podido encontrar hasta el momento alguien con quien hablar de mi sentir y mis pensamientos; y nada de eso puedo esperar por ahora. No es cuestión de despecho. No tengo por qué guardaros rencor al uno o al otro. Al contrario. Si ambos os tenéis confianza mutua y llegáis a ser grandes amigos, tanto mejor. Aquí tú te ves privada de todo lo que muchos otros consideran sólo lo normal. Además, estoy segura de que la persona con quien a mí me agradaría confiarme y con quien querría pues intimar no es Peter; confieso que nunca llegaría a eso con él. Ese alguien tendría que adivinarme aun antes de que yo necesitara hablarle mucho de mí misma. Por esto lo veo superior a mí intelectualmente. Peter jamás me ha causado tal impresión. Sin embargo, imagino muy bien esa especie de intimidad que ha surgido entre vosotros. Nada tienes que reprocharte. Y sobre todo, no pienses que me arrebatas algo. Nada está más lejos de la verdad. Si os entendéis bien, con ello no haréis más que salir ganando tanto Peter como tú. Mi respuesta: Querida Margot: Tu carta es verdaderamente demasiado amable, pero no me tranquiliza por completo. La intimidad entre Peter y yo, tal como tú la ves, aún no ha llegado; pero evidentemente una ventana abierta y la oscuridad se prestan más fácilmente a las confidencias que la luz del día. Así pueden murmurarse sentimientos que no gritaríamos a los cuatro vientos. Presumo que Peter te inspiraba una especie de afecto de hermana mayor, y que por lo menos te gustaría tanto como yo. Acaso tengas ocasión de hacerlo un 121