Gentileza de El Trauko
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Miércoles 1° de marzo de 1944
Querida Kitty:
Mis propios intereses pasan a segundo plano, a causa de un robo. No es divertido
eso de que se repitan, pero no puedo remediarlo: los ladrones sienten cierto placer en
honrar a Kraler & Co., con su visita. Este robo fue mucho más complicado que el de julio
de 1943.
Anoche, cuando como de costumbre, el señor Van Daan se trasladó al despacho de
Kraler, a las siete y media, vio que las puertas vidrieras y la puerta del escritorio estaban
abiertas. Sorprendido, decidió inspeccionar los lugares, y tuvo otras sorpresas; las puertas
del vestuario estaban igualmente abiertas y había allí un desorden espantoso, sobre todo en
la oficina delantera. Su primer pensamiento fue: "Un ladrón". Para saber a qué atenerse,
bajó hasta la puerta de entrada, y la examinó: todo estaba cerrado y la cerradura de
segurida d intacta. "¡Bah! —se dijo—. Peter y Elli no han dejado el escritorio en orden
después de su trabajo de la tarde". Permaneció un buen momento en el despacho de Kraler
y apagó la luz antes de salir, sin cavilar demasiado sobre el misterio de las puertas abiertas
y el desorden.
Esta mañana, Peter golpeó a nuestra puerta y nos anunció que había encontrado
abierta de par en par la puerta de calle. Nos dijo también que el aparato de proyección y la
nueva cartera de documentos de Kraler habían desaparecido del armario, Peter fue
encargado de cerrar la puerta, y Van Daan contó sus descubrimientos de la víspera a la
noche, dejándonos a todos muy inquietos.
Toda la historia se resume en que el ladrón debía de tener en su poder un duplicado
de la llave de seguridad, pues la puerta había sido abierta normalmente. Debe de haber
entrado al anochecer, más bien temprano, y haberla cerrado. Luego, molestado por Van
Daan, sin duda se ocultó hasta que éste se fue; tras lo cual, huyó con su botín, a toda prisa,
olvidándose de volver a cerrar la puerta. ¿Quién puede tener un duplicado de nuestra llave?
¿Por qué el ladrón no fue al depósito? ¿Será culpable alguno de los hombres que allí
trabajan? ¿Y no irá a denunciarnos, puesto que ha oído y hasta quizá visto a Van Daan?
Es horrible no saber si el ladrón se detendrá ahí o si se le ocurrirá la idea de abrir
nuestra puerta una vez más. ¿O se habrá asustado al ver a un hombre pasearse libremente
por las oficinas?
Tuya,
ANA
Jueves 2 de marzo de 1944
Querida Kitty:
Hoy he conversado un rato con Margot en el desván. Aunque no lo disfruté tanto
como lo esperaba, noto que, con gran frecuencia, sus sentimientos coinciden con los míos.
Mientras fregábamos los platos, Elli ha hablado de su propio desaliento con mamá
y la señora Van Daan. ¿Qué alivio puede esperar de ellas?
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