EL DIARIO DE ANA FRANK el-diario-de-Ana-Frank | Page 116
E L D IARIO DE A NA F RANK
mermelada y un medicamento contra la diarrea; además, en
revoltijo, dos potes de dulce, un mendrugo grande y otro chico,
un espejo, un peine, fósforos, ceniza, cigarrillos, tabaco, un
cenicero, libros, un calzón, una linterna de bolsillo, papel higiénico,
etcétera.
Naturalmente, Henk y Miep fueron acogidos con lágrimas
de alegría. Henk, después de haber arreglado la tronera en la puerta,
se puso en camino para avisar a la policía del robo. Después de
eso, era su intención hablar con el guardián de noche Slagter, que
había dejado cuatro palabras para Miep, diciendo que había visto
la puerta estropeada y que había avisado a la policía.
Disponíamos, pues, de una media hora para refrescarnos.
Jamás he visto producirse un cambio tan grande en tan poco
tiempo. Después de haber rehecho las camas, Margot y yo hicimos
cada cual una visita al W.C.; luego nos cepillamos los dientes, nos
lavamos y nos peinamos. Enseguida puse en orden el dormitorio,
y muy pronto subí hasta el alojamiento de los Van Daan. La mesa
estaba ya bien limpia; prepararon el té y el café, hicieron hervir la
leche -iba a ser enseguida la hora del desayuno- y nos pusimos a
la mesa. Papá y Peter estaban ocupados en vaciar el papelero de
latón y en limpiarlo con agua y cloro.
A las once, ya de vuelta Henk, estábamos todos sentados
alrededor de la mesa, agradablemente, y, poco a poco,
empezábamos a volver a la normalidad. Henk contó:
Slagter dormía aún, pero su mujer repitió el relato de su
marido: al hacer su ronda por los muelles, había descubierto el
agujero de la puerta; buscó -por tanto- a un agente, y juntos
recorrieron el inmueble; vendría a ver a Kraler el martes para
contarle lo demás. En la comisaría aún no estaban al tanto del
robo; tomaron nota para venir el martes. Al pasar, Henk, se había