El Corán y el Termotanque | Cuarto Número | Page 32
Y LOS OTROS
Por Josum Panca Ilustra Francisco Toledo
«¿Dónde estaba Dios en Auschwitz?», leyó. El grito estaba
pintado en una pared descascarada, en el centro de Buenos
Aires. El frío le quemó la piel y lo llevó directamente a las
cicatrices que aún sangraban en el recuerdo. La frase de
Primo Levi, recuperada por un anónimo en los ladrillos de
aquel viejo edificio, era el pasaje directo a los insultos del
Ruso la noche del 27 de agosto de 1979, cuando un grupo
de oficiales no identificados irrumpió en la pensión donde
se escondía junto a sus compañeros.
Un estruendo rompió la puerta y la calma de la helada
nocturna. El pasillo, largo, daba una tregua de quince segundos a los que, refugiados en el fondo de la casa, aguardaban
la embestida. «Alto, ¡que nadie se mueva!», rugió una voz
mientras el vaivén de las botas acercaba a los uniformados.
Santika fue el primero en despertar. Estaba entredormido,
con el miedo clavado en los talones, dispuesto a renunciar al
sueño con tal de no entregarse a los milicos. Sus compañeros,
e