El Corán y el Termotanque | Cuarto Número | Page 26

ocho meses desde el comienzo de nuestra carrera y ya teníamos competencia. De lejos los vimos escapar, Paco creyó divisar una campera Adidas verde moco. Inmediatamente nos dimos cuenta que era la banda de César. llegando a la edad en que se iba a querer comer el mundo. Y los pibes que lo festejaban, pobrecitos, una bandita de mugrientitos que hasta hacía dos meses buscaban botellas de plástico para nosotros. En un primer momento fue pura adrenalina, pensábamos que se establecería una especie de competencia para ver quién rompía más cosas en una noche. Pero algo pasó y empezamos a temer por la montaña. El indicio fue que aparecieron algunas botellas de la base de La Ricardo que se habían pinchado y habían perdido el agua. Después Soro encontró una botella que contenía Coca Cola, algo inverosímil. Supimos que eran ellos, que nos habían descubierto. Pensamos en un momento en dar aviso a la policía, pero después pensamos que nos estaríamos exponiendo demasiado. Entonces nos dimos cuenta que debíamos enfrentarlos directamente, y si no iba a ser en las calles, iba a tener v No la vimos venir. Habíamos estado tan ocupados planificando el gran golpe (la idea era tapar la montaña de agua con compost, y hacía tiempo que veníamos trabajando, y hasta habíamos logrado obtener gran cantidad de desechos orgánicos que servirían; pensábamos que podría llegar a ser una invasión de baranda a podrido en todo el pueblo, como una gran bomba de olor), que descuidamos varios frentes. Y ahí estaba César, el pendejo engreído, el hijo de los dueños de la fábrica de caños de plástico, los más ricos del pueblo, 24