Dios me guarde en sus brazos y me proteja de la muerte. Necesitaré todo el poder y la ayuda que mi fe me pueda brindar.Estúpidos Lancaster. No deberían estar montados en ese trono. Nos pertenece a nosotros, porque ellos no han sabido manejar su poder como conviene. Estamos cansados de todas las injusticias que nos infunden. Esto tiene que parar como sea, y no descansaré hasta devolverle el honor a mi casa, así tenga que usar hasta mi último aliento. Mataré, decapitaré y destriparé a cada enemigo que se me presente, y si es necesario desmantelaré cada establecimiento en el que habiten los enemigos, para que los niños de teta de las mujeres oponentes mueran en el exterior, donde todas las enfermedades del demonio habitan, y así no tengan la oportunidad de crecer y entrenarse para la guerra.
¡Maldita guerra, que tantas penas nos ha traído! Pero más que todo, ¡malditos Lancaster! El número de integrantes de mi casa se ha reducido en grandes medidas, pero la ira que ha crecido en mí me ha ayudado a ganar más fuerza y más fiereza, justo lo que necesitaré en el campo de batalla para derrotarlos a todos.
En unos momentos saldrá el sol, así que es necesario que todos los mayores de ocho años salgamos para recibir nuestro entrenamiento. Siento no poder seguir escribiendo este mensaje para las futuras generaciones que sientan el deseo de saber nuestra historia.