arte de magia,“ ilustrado”, y considera como sabiduría propia aquella que le ha sido inoculada. Su restañador“ mutuo entendimiento entre los hombres” se estrellaba ante los auténticos intelectuales. Cada vez que discuto con uno de esos emperrados marxistas doctrinarios, y le digo:“ mira esto, mira por ejemplo el caso del socialista francés Fourier( 135), sobre el que ha escrito tu grandioso August Bebel; que lo denominó“ una naturaleza revestida de genialidad, entregada a la humanidad con el máximo corazón encendido”; pero el pasaje en el que el Fourier éste dice que quisiera conocer a los judíos-que para él son“ sin excepción, parásitos, mercachifles, usureros” y así sucesivamente-, embridados y mordiendo los arreos, ah, ese pasaje se lo come”;-cada vez que le digo tal cosa a uno de estos marxistas, ¿ qué es lo que hace? Todo lo habido y por haber, menos precisamente lo único que haría al instante cualquier cabeza siquiera medianamente en su sitio: empezar a recelar, examinar más de cerca a Bebel, cavilando hasta el fondo cuál es la causa de que este adorador de Fourier pierda la admiración, conjuntamente con el habla, cuando la cosa va contra los judíos. Es posible que no llegase a sacar la conclusión acertada; pero cuando menos, para variar habría pensado por sí mismo siquiera una vez, en lugar de limitarse a repetir eternamente como un lorito; con lo que finalmente su atascada maquinaria cerebral se habría vuelto a poner en funcionamiento, lo que fundamentaría la esperanza en un ritmo cada vez más fluido y en resultados cada vez mejores ».
« Ilustrar, ilustrar sin descanso,»-enfaticé- « no hay otro medio. A los trabajadores puede parecerles que es el patrioterismo reaccionario el que les habla, y replicarán:“ progresistas, hay que obtener la total satisfacción”; pero me parece que mucho menos aún será su deseo el pasar de malaga a malagón. Para evitarlo, deben resolverse ya a abrir los ojos de una vez. Se golpean el pecho con lo de que“ todos los engranajes se detienen / cuando tus fuertes brazos así lo quieren”, y tras cuatro años de Revolución no están en condiciones de paralizar ni siquiera a un solo usurero. Ya iría siendo hora de que se percataran de que están siendo utilizados como escarnio carroñero. Fueron embadurnados con el poema“ El Tejedor”, de Heine, hasta que se convirtió en su himno de cabecera. No entienden lo que este mangante judío quería decir con eso de“ Alemania, estamos tejiendo tu sudario”: ¡ acabad con Alemania y dejáos enterrar a continuación con ella! ¿ O no es eso lo que a la postre significa? Hacia el final de su vida, este“ aristócrata del espíritu” escupió así haciendo referencia al movimiento proletario:“ Tras de que el pueblo soberano me hubiese honrado con su apretón de manos, iría corriendo a lavármelas”( 136). En la edición de Heine para uso marxista parecen haber sido tapados numerosos pasajes. Disciplina de partido, que se suele decir ».
«¡ Cosa fina la de ver a un puerco lavándose las manos!» – ironizó Hitler. « Ahí tenemos otra vez todo ese orgullo judío en estado puro. No saben hacer otra cosa, nada en absoluto más que ir libando dádivas y dádivas del resto del mundo, echando mano de los más lastimeros gimoteos y ademanes, y encima una arrogancia que llega a ser macilenta. Lo cierto es que ello radica en la propia naturaleza judía, no en el Talmud. El Talmud sólo está ahí para no dejar que se desvíen de sus prácticas esenciales ».
« Ellos mismos lo difunden así » – ratifiqué- « a los cuatro vientos. En una de las primeras publicaciones judías figuraba que“ el Talmud caracteriza la mentalidad judía de forma tan aguda como certera”( 137). A juzgar por las apariencias, piensan:“ bueno, nuestra‘ patria’ nada sabe de esto”. Además, ¿ quién lee el
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