En el gimnasio se impartía también la enseñanza música, llamada así porque comprendía todas las disciplinas puestas bajo la advocación de las Musas: la poesía, la música, etc. El joven aprendía de memoria los poemas homéricos, los fragmentos de los poetas líricos y didácticos. Si contenían partes que podían perjudicar la educación moral, sus textos eran seleccionados y expurgados. Simultáneamente, algunos muchachos aprendían a cantar poemas acompañados de la lira o de la flauta.( Ver: Las Olimpíadas Griegas) No se puede sostener que la educación música formó parte de la enseñanza fundamental del joven. Jugaba el papel que hoy tienen los teatros de aficionados en nuestros establecimientos educacionales.
En el gimnasio, los jóvenes atenienses recibían también lecciones de ciencias y artes mediante conversaciones con hombres ilustrados, audiciones de obras musicales, declamación de poesías, discursos y conferencias. El aprendizaje se realizaba así de una manera viva y ocasional. Fue en estos gimnasios donde se inició la enseñanza de la filosofía y de la sofística. Más tarde, las escuelas de filosofía fueron, por eso, denominadas gimnasios. El Estado intervenía en este grado de la instrucción más directamente. Se ocupaba del número de alumnos que debían ser admitidos, de las horas de enseñanza, etcétera. Los directores o gimnasiarcas eran elegidos por la asamblea popular y tenían a sus órdenes oficiales subalternos.
Estos establecimientos de educación popular fueron creciendo en importancia y Atenas llegó a contar con tres gimnasios famosos: la Academia, el Liceo y el Cinosarco. Los dos primeros tuvieron como maestros, respectivamente, a Platón y Aristóteles. Estas instituciones poseyeron jardines, teatro, bibliotecas, estadios para ejercicios físicos, etc. Gimnástica y música, dos caracteres arcaicos de la educación griega, perdieron su influencia en el período helenístico, para dar paso a la educación literaria.
La enseñanza superior.— Los estudios literarios no constituyeron en principio todo el programa de la enseñanza media. Otros estudios como los de matemática, geometría, astronomía y retórica, servían para completar la formación del joven; hablaremos de ellos al tratar el período helenístico, donde ocupan un lugar prominente. La efebía. A los veinte años el joven entraba ya a participar plenamente de los derechos y de las responsabilidades de los ciudadanos. Para ello la admisión a la ciudadanía estaba precedida de un período de preparación, de los 18 a los 20 años. Era una especie de