unos corruptos, que se largue a cazar elefantes en plena crisis, y que hay que ver la de pasta opaca que se maneja tras las verjas de Palacio. Reflexionemos.
Si uno debe abdicar por decencia, por ser pariente de (y no necesariamente haber colaborado con) un corrupto, en ese caso podríamos empezar por exigir la cabeza no sólo de los corruptos en el Gobierno, sino de cualquiera relacionado con ellos. Rajoy se tendría que chupar sus sobres (o todo el Partido, desde 1990 en adelante) y Aguirre su Caso Fundescam. Rubalcaba también, aunque sólo fuera por proximidad. Vamos, que salvo Cayo Lara y Rosa Díez, no se salvaba ni el apuntador. Puede exigirse transparencia a la Casa Real, pero no tumbar a un monarca por eso.
Y menos a este monarca. Escogió bien ante la pistola de Tejero y ha sabido representar lo único digno de la política exterior española desde aquel fatídico “giro atlantista” de Aznar en 2002. Piensen en el AVE saudí. Y en las pitadas independentistas que ha soportado en silencio mientras el Gobierno negociaba con ellos hasta el color de los calzoncillos. Encima, disculpándose en público; algo que ningún gobernante español ha hecho jamás.
Que abdique con honor cuando toque. Pero no de manera vergonzante, no entre rumores sobre su vida privada dignos del s. XVII, y acosado por airadas declaraciones de políticos y editores. Francamente oportunistas.
Este 28 de enero, la portavoz del PP en Castilla La Mancha animaba el ya de por sí animado cotarro, declarando a los cuatro vientos que nuestro señor Rey “debería ir pensando en abdicar, sí”. Uno podría pensar que esto fuera una tentativa de desviar titulares, en un momento en que la política sanitaria de su jefa (que consiste básicamente en cerrar hospitales para ahorrarse el chocolate del loro) amenazaba la precaria salud de su partido en las encuestas. No era así: la buena mujer prosiguió su rueda de prensa recetando mágicas soluciones contra el paro y la corrupción. Admitamos que no es tan raro que un político pida dimisiones, siempre y cuando no se trate de la suya.
Sin embargo, ésa es la impresión que se ha dado desde determinados medios de comunicación (los vinculados a la esfera ideológica de Aguirre). Que dimita el Rey. ¿Las razones? Que su yerno, su amante y posiblemente su hija sean