mismo se desvanece y calla.
Pensar: es una angustiante y penitente acción, pues no hay en ella
silencio, hay respuestas y voces que siempre están, es una mudez torpe
y sin sentido, porque tal vez siempre hay una palabra cruzando ese
silencio, esa quietud.
Ahora debo seguir, mis pasos son necesarios para que otros ocupen
este viejo escalón.
PUERTOS
En palabras se reúne la certeza, ella hace de este miedo una
pregunta;
le tememos a explicárnosla, a encontrarla, pues libera.
Tanteamos la cotidianidad con sus máscaras,
el tumulto de cosas que nos hacen pertenecer a ella,
abruman nuestra morada,
luego lo común es cadencioso y vulnerable,
indistinto el devenir se acerca,
humanamente a la soledad vamos cayendo;
en el sonido de los pasos advierte que ha pasado el tiempo,
el árbol lo sabe en cada otoño.
22
Puertos como límite a la tristeza
errados en esta verdad sin fuga,
un límite es también un punto de partida,
el miedo como límite, quizá sea un comenzar
ese temor a dejarse y dejarte y volver…
ese algo que genera un ir y venir de ideas, sin saberlo,
él, te traerá o te llevará; pero ahí,
en ese, el instante antes de dar el paso hacia ninguna parte,
la mirada se detiene siempre en la distancia a recorrer,
como una senda interminable construimos los fantasmas para el
viaje,