Dí Arte Folleto Dí Arte 6 | Page 23

se van ajustando a nuestro miedo, a nuestras cosas, sobre ese extraño tendido de asfalto, césped o mar que nos espera, la zozobra se ocupa de negarnos la libertad para marchar. Tobías Quirama CARTA HALLADA EN UNA BOLSA A quien pudiere leerme, debo decirle solo una simple palabra: ¡escucha!… sobre todo el silencio que se prolonga entre cada palabra, entre cada sujeto que se sienta a tu lado; que se despierta cuando apagas la luz de tu cuarto. Escucha cada una de las palabras que se dirigen hacia ti, que te envisten cada vez que abres un libro, un periódico, una carta… no dejes de escuchar el cuchicheo de los árboles, de las aves, de los gatos que en este momento se persiguen alrededor tuyo. No pretendo ser un consejero, tampoco un gurú, la verdad, tan solo me limito a decirte lo que en este momento pienso, lo que en este momento dicta mi mente, mi yo. En otras palabras, lo que estoy escuchando en frente del teclado. Hubiese querido escribirte a mano, que me conocieras, me escucharas, a través de mi letra, de mis borrones, de mis tachones, de mis divagaciones; pintadas con mis grafos deformes, fuertes, inseguros. Sin embargo, me pudo el perfeccionismo de la máquina, de las líneas rectas, de los grafos definidos… de poder tachar sin dejar rastro. Esta carta es algo que también debes intentar escuchar, porque la escucha, a mi parecer, es sobre todo 'develar', de-velar: quitar el velo, descubrir, tal y como descubrieron con asombro los conquistadores (con sus ojos europeos, con su lengua europea, con su mente europea, con todo su cuerpo europeo), las llamas andinas… bueno, aunque nunca las descubrieron, las escucharon, como los Incas que las montaban, que trepaban sobre ellas los Andes… Por lo tanto: escucha sorprendido como conquistador pero sobre todo como inca que monta la llama. 23