Dí Arte Folleto Dí Arte 6 | Page 17

informes. Cuando ya caía el sol tras las montañas se acordó de la amenaza. Comenzó a dudar si los dos policías serían suficientes. Se fue a la cocina, sacó un cuchillo, el más afilado. No sería tomado por sorpresa. Estuvo ansioso y vigilante, miraba el reloj, pronto se cumpliría el plazo fijado. Sus ojos se posaban de un lado al otro, esperando el momento en que el asesino irrumpiera en su habitación. Intentó que su cobija fuera una suerte de protección invisible contra lo inefable. Nada, ni nadie podría tocarlo. Al otro día los dos policías entraron y encontraron el cadáver de Federico González acostado en la cama, con los ojos cerrados, como si estuviera en un plácido sueño. Había muerto de un ataque al corazón. Afuera, en el jardín, una mano huesuda, envuelta en un manto negro, tecleaba en el whatsapp: “El sistema de preparación final no está funcionando. Aquel hombre no ha disfrutado sus últimos minutos ¿y si cambiamos el ciprés por un oso de peluche?”. Daniel Acevedo Ludwing Escandón 17