mayor. Otros cuentan con criterios específicos para definirlos en remisión parcial y en remisión
total: episodio maníaco, episodio depresivo mayor y dependencia de sustancias.
Recidiva: En la práctica clínica, es frecuente que los sujetos, tras un período de tiempo en que
ya no se cumplen todos los criterios del trastorno (p. ej., en remisiones o recuperaciones
parciales o totales), desarrollen ciertos síntomas que sugieren la recidiva de su trastorno
original, pero que sin embargo no cumplen las exigencias diagnósticas especificadas en la tabla
de criterios.
Diagnóstico principal / motivo de la consulta
Cuando en una hospitalización se establece más de un diagnóstico a un individuo, el
diagnóstico principal corresponderá a aquel trastorno que, tras estudiar el caso, se considere
responsable principal del ingreso. En la mayor parte de los casos el diagnóstico principal o el
motivo de la consulta también constituyen el principal objeto de atención o tratamiento.
Con frecuencia es difícil (y algo arbitrario) determinar qué diagnóstico es el principal o el
motivo de la consulta, especialmente en situaciones de «doble diagnóstico». Por ejemplo,
puede no quedar claro qué diagnóstico debe considerarse «principal» en el caso de una
persona hospitalizada por esquizofrenia e intoxicación por anfetaminas, puesto que cada uno
de estos trastornos podría haber contribuido igualmente a la necesidad de ingreso y
tratamiento.
Los diagnósticos múltiples pueden formularse en forma multiaxial o no axial. Cuando el
diagnóstico principal corresponde a un trastorno del Eje I, esto se indica situándolo en primer
lugar. Los restantes trastornos se ordenan según el objetivo asistencial y terapéutico. Cuando
una persona cuenta con diagnósticos tanto del Eje I como del Eje II, se supondrá que el
diagnóstico principal o el motivo de la visita radicará en el Eje I a menos que el diagnóstico del
Eje II vaya seguido de la expresión «(diagnóstico principal)» o «(motivo de la consulta)».
Diagnóstico provisional
Cuando existe una clara presunción de que todos los criterios para un trastorno se cumplirán
en última instancia, pero no se dispone de suficiente información para formular un diagnóstico
firme, en tal caso puede utilizarse la especificación provisional. El término provisional también
se utiliza en aquellas situaciones en las que el diagnóstico diferencial depende exclusivamente
de la duración de la enfermedad. Por ejemplo, un diagnóstico de trastorno esquizofreniforme
requiere una duración inferior a 6 meses y sólo puede formularse provisionalmente si se asigna
antes de haber sobrevenido la remisión.
Utilización de categorías no especificadas
Dada la diversidad de las presentaciones clínicas, es imposible que la nomenclatura diagnóstica
abarque cualquier situación posible. Por este motivo, cada clase de diagnóstico cuenta por lo
menos con una categoría no especificada y algunas clases en particular incluyen varias
categorías no especificadas. Son cuatro las situaciones en que puede estar indicado formular
un diagnóstico no especificado:
•
La presentación del cuadro coincide con las directrices generales específicas de un trastorno
mental en la clase diagnóstica correspondiente, pero la sintomatología no cumple los
criterios de alguno de los trastornos específicos.
•
La presentación del cuadro constituye un patrón sintomático que no ha sido incluido en la
Clasificación DSM-IV, pero da lugar a deterioro o malestar clínicamente significativos.
•
La etiología es incierta (p. ej., si el trastorno se debe a una enfermedad médica, está
inducido por una sustancia, o es primario).
•
No hay oportunidad para una recogida completa de datos o la información es incoherente o
Flavio Garlati
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