•
negación psicótica
•
proyección delirante
Procedimientos de codificación y recogida de información
Códigos de diagnóstico
En algunos diagnósticos (p. ej., retraso mental, trastorno del estado de ánimo inducido por
tóxicos), el código adecuado depende de especificaciones posteriores y aparece tras el texto y
el conjunto de criterios propios del trastorno en cuestión. Los nombres de algunos trastornos
van seguidos de términos alternativos situados entre paréntesis.
Los subtipos y las especificaciones pretenden incrementar la especificidad. Dentro de un
diagnóstico, los subtipos definen subgrupos fenomenológicos mutuamente excluyentes y se
indican en el conjunto de criterios mediante las palabras «especificar el tipo». Por ejemplo, el
trastorno delirante incluye distintos tipos de acuerdo con el contenido de los delirios.
Concretamente los tipos son siete: erotomaníaco, de grandiosidad, celotípico, persecutorio,
somático, mixto y no especificado. Por el contrario, las especificaciones no pretenden ser
mutuamente excluyentes y están indicadas en el conjunto de criterios para las palabras
«especificar si» (p. ej., en la fobia social, las intrucciones señalan «especificar si:
generalizada»).
Especificaciones de la gravedad y el curso
Habitualmente, el diagnóstico DSM-IV se aplica a las manifestaciones actuales del sujeto y no
acostumbra utilizarse para denotar diagnósticos anteriores de los que el individuo ya está
recuperado. Una vez establecido el diagnóstico, pueden aplicarse las siguientes
especificaciones indicadoras de gravedad y curso evolutivo: leve, moderado, grave, en
remisión parcial, en remisión total e historia anterior.
Las especificaciones leve, moderado y grave sólo deben utilizarse cuando el trastorno cumpla
en el momento presente todos los criterios. Al decidir si la presentación del trastorno ha de
describirse como leve, moderada o grave, el clínico debe tener en cuenta el número e
intensidad de los signos y síntomas del trastorno en cuestión, así como cualquier irregularidad
en la actividad laboral o social. En la mayor parte de los trastornos hay que utilizar las
siguientes directrices:
Leve: Son pocos, o ninguno, los síntomas que exceden los requeridos para formular el
diagnóstico. Los síntomas no dan lugar sino a un ligero deterioro de la actividad social o
laboral.
Moderado: Existen síntomas o deterioro funciona] situados entre «leve» y «grave».
Grave: Se detectan varios síntomas que exceden los requeridos para formular el diagnóstico, o
distintos síntomas que son particularmente graves, o los síntomas dan lugar a un notable
deterioro de la actividad social o laboral.
En remisión parcial: Con anterioridad se cumplían todos los criterios del trastorno, pero en la
actualidad sólo permanecen algunos de sus síntomas o signos.
En remisión total: Ya no existe ningún síntoma o signo del trastorno, pero todavía es relevante
desde un punto de vista clínico tener en cuenta dicho trastorno.
Historia anterior: En determinados casos puede ser útil reconstruir la historia de los criterios
cumplidos por el trastorno, aun cuando el individuo esté recuperado en la actualidad.
Son varios los trastornos que cuentan con criterios específicos para definirlos como leves,
moderados y graves: retraso mental, trastorno disocial, episodio maníaco y episodio depresivo
Flavio Garlati
13