Una estrofa de El Infinitouu
El Infinito pertenece a las más grandes creaciones de la literatura, parece una plegaria religiosa. Desde un pequeño punto de la tierra (el “yermo monte”, el “arbusto”) se agranda el universo, más allá del horizonte, en un crecer vertiginoso del sentimiento, del espacio: un espacio infinito en el cual desaparece todo y se extiende un absoluto silencio, como si el universo se hubiera adormecido en una quietud perenne. Después, el viento pasa sobre esa inmovilidad sin confines, y las plantas hacen apenas ruido: y es como si aquel viento fuese todo el motor y los afanes y la historia del mundo, contemplados desde una altura vertiginosa en la cual los siglos y los milenios no tienen otra duración y otro valor que el sonido de una hoja que apenas se mueve. Hay un estupor religioso, un rehacerse de los hombres y de sus dolores ante la infinidad del todo: y surge un sentimiento de paz, un abandono sin resistencia, como de un creyente que se confía enteramente a Dios y se anula en Su inmensidad. Las palabras, las imágenes que de esta poesía (El Infinito) emergen, el ritmo en el cual se extienden, todo contribuye a crear una atmósfera de intenso estupor.tttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttt
La gran poesía leopardiana reaparecerá con la canción A Silvia. Silvia era quizá, en la realidad Teresa Fattorini, la hija de un cochero de la casa de Leopardi, muerta muy jovencita de tisis. Quizá, más que amor, el poeta debió probar por ella un afecto, el más vago y el más sublime que se pueda imaginar: mirarla como una flor purísima, intacta, fresquísima de juventud, y sentir al mismo tiempo que también esa flor era destinada por la suerte humana a sufrir y a apagarse en la nada. Todo esto, por lo tanto, tiene que ver con la génesis de la canción A Silvia. Pero la génesis de toda obra de arte se pierde siempre en el misterio: y quererla aclarar es vana fatiga de alquimistas.
Silvia aparece en las primeras estrofas, lejana, de una belleza luminosa que no tiene nada de material ni de determinado: se convierte en una delicia, en una sonrisa y un canto que invaden las silenciosas estancias, las calles doradas, los jardines: y todo el mundo es iluminado como si fuera primavera.ttttttttt
doxa 25