Don Bosco #amigo | страница 5

3. Sueño de la Divina Pastora 1831 (MB. 1,207).

Tuve un hermoso sueño: vi acercarse a una gran Señora que guiaba un numerosísimo rebaño, y dirigiéndose hacia mí y llamándome por mi nombre, me dijo: – “Mira Juanito, todo este rebaño te lo entrego a tus cuidados” Yo le dije: – “¿Y cómo me las arreglaré para cuidar de tantas ovejas y de tantos corderitos?” La Señora me respondió: – “No tengas miedo, yo estaré contigo”, y desapareció.

4. Juan sueña el examen que van a hacer 1832 (MB. 1,215) Además de la buena memoria, tenía Juan en su favor ciertas ayudas del Cielo. Y así sucedió que una noche soñó todo lo que al día siguiente le iban a preguntar en el examen. Se levantó y escribió todo lo que había soñado, y lo repasó y se lo aprendió muy bien.

Llegó la hora del examen y Juan lo entregó antes que los demás y estaba perfectamente respondido. El profesor se admiró y le pidió el borrador, y con emoción vio que en borrador había escrito Bosco todo el examen que el profesor había pensado dictar, pero que a última hora recortó, no dictando sino la mitad.

5. La enfermedad de Antonio 1832 (MB. 1,229) Aunque su hermanastro Antonio lo había tratado muy mal y lo había hecho sufrir mucho, sin embargo Juan rezaba por él y le guardaba especial cariño y lo trataba con mucho respeto.

Un día les contó a sus compañeros de clase: – “Anoche me soñé que mi hermanastro Antonio estaba amasando pan en la casa de la Señora Damerino y que le llegó una fiebre tan alta que tuvo que dejar el oficio e irse a acostar”.

6. Sueña que no debe entrar de religioso 1834 (MB. 1,251).

Mientras tanto, se acercaba el final del bachillerato, época en que los estudiantes acostumbraban a decidir su vocación. El sueño de los 9 años estaba siempre fijo en mi mente; es más, se me había repetido otras veces de un modo bastante más claro, por lo cual, si quería prestarle fe, debía el estado eclesiástico, hacia el que sentía, en efecto, inclinación; pero la poca fe que daba a los sueños, mi estilo de vida, ciertos hábitos de mi corazón y la falta absoluta de las virtudes necesarias para este estado, hacían dudosa y bastante difícil tal deliberación.