ejercicios terapéuticos es el primer paso necesario para personas que son
inactivas, tienen movilidad articular o fuerza muscular limitada, padecen de
dolor articular o se están recuperando de una cirugía como la de reemplazo
articular. Las actividades generales recreativas o de aptitud física pueden
incluir desde caminar y nadar hasta esquiar y correr a campo traviesa. Las
formas más adecuadas son aquellas que se pueden realizar de modo
controlado y seguro, presentan poco riesgo de lesiones y causan mínima
tensión o impacto a las articulaciones afectadas. En la mayoría de los casos, la
participación en ejercicios recreativos no elimina la necesidad de ejercicios
terapéuticos. Las actividades competitivas o de elite se realizan con mayor
intensidad, durante períodos más largos y requieren de mayor habilidad y
entrenamiento. Existen muy pocos informes de personas con artritis que
continúan o regresan a la participación en deportes de categoría competitiva.
No obstante, por lo general no se recomienda esta clase de ejercicio a
personas con artritis inflamatoria o afecciones articulares que puedan verse
afectadas negativamente por la actividad deportiva (por ejemplo, correr una
maratón con artritis en rodillas o cadera). Si tiene artritis temprana o leve y
desea continuar ejercitándose a este nivel, primero consulte con su
reumatólogo o terapeuta físico que tenga experiencia en artritis y conocimiento
del deporte específico.
¿Quién debería realizar ejercicios? ¡Todos! Las investigaciones demuestran
que las personas con diversos tipos de artritis pueden participar de manera
segura en actividades físicas regulares y adecuadas. Estudios a largo plazo
han demostrado que incluso las personas con artritis inflamatoria, como la
artritis reumatoidea, pueden verse beneficiadas por la actividad de fuerza de
intensidad moderada y reducir la pérdida ósea y el daño articular leve
asociados con esta enfermedad, en tanto no aumente el dolor ni avance la
enfermedad. Por ejemplo, la debilidad en los músculos de los muslos
(cuadriceps) son factores de riesgo para desarrollar osteoartritis en la rodilla y
tener mayor incapacidad. Para las personas que padecen de osteoartritis en la
rodilla o en cualquier otra parte, la investigación respalda programas que
combinan el fortalecimiento y el ejercicio aeróbico a fin de reducir los síntomas,
mejorar la función y movilidad articular, aumentar la coordinación y el equilibrio
y controlar el peso corporal. El ejercicio regular y moderado demostró incluso
haber mejorado los cartílagos en personas con riesgo de desarrollar
osteoartritis en las rodillas.
¿Cuáles son los mejores ejercicios? Existen cuatro tipos principales de
ejercicio que comprenden todos los programas de ejercicios integrales,
independientemente del nivel de participación. Cada uno de ellos puede tener
un efecto positivo en la reducción del dolor y la incapacidad originado por la
artritis. Ejercicios de flexibilidad: Tanto los ejercicios de grado de movilidad
(ROM, por sus siglas en inglés) como los de estiramiento ayudan a mantener y
mejorar la flexibilidad de las articulaciones afectadas y los músculos
circundantes. Esto contribuye a una mejor postura, un menor riesgo de
lesiones y una mayor actividad. Los ejercicios ROM generalmente se realizan
de 5 a 10 veces al día. Las personas con artritis reumatoidea pueden descubrir
que la realización de ejercicios ROM por la noche ayuda a reducir la rigidez
articular a la mañana siguiente. Se recomienda realizar ejercicios de