La libertad es algo que se considera mucho y más cuando la has perdido ¿y cómo la pierdes?
Me llamo Salma. Mis padres están separados. Ahora vivo con mi abuela. Un día, al salir del instituto, mi madre me vino a recoger. Quería que fuésemos de compras. Era el cumpleaños de mi abuela , quería que le hiciésemos algún regalo. Le dije que no podía porque había quedado con una amiga ¡bueno! no la mentí del todo, me fui con mi amiga pero no la dije dónde.
La semana anterior habíamos entrado en una casa a robar, rompimos el cristal y entramos, pero tuvimos que salir pitando porque sonó la alarma y enseguida vino un vecino. Lo dejamos aplazado para la semana siguiente. Al volver a la casa, vimos que el cristal estaba arreglado, lo rompimos de nuevo, sonó la alarma y entramos rápido, pero no encontramos ni un sólo céntimo. Paró de sonar la alarma. Cuando íbamos a salir, recordé que había una tele
de plasma. Mi amiga esperaba en la ventana de la cocina,
por donde habíamos entrado, cogimos la tele, la sacamos por la ventana, salté la valla y me la pasó . Cuando ya tenía la tele en las manos vino una patrulla de policía. Ya no podía hacer nada, nos detuvieron y nos llevaron a comisaría. Me sentía decepcionada conmigo, pensando en el disgusto que le iba a dar a mi familia.
Al día siguiente, nos llevaron a declarar. Ahí sí que empecé a preocuparme, ví a mi madre y, lo más importante, a mi hermana pequeña. En cuanto les ví me derrumbé. No pensé en las consecuencias en su momento, y te das cuenta de lo que es pasar de tener algo a no tenerlo y, al perderlo, valoras lo que tienes.
Y, al fin, llega el día en que recuperas la libertad, pero en quien más debes pensar es en tu familia, y en todo lo que te pierdes si no estás con ellos.
Ójala que me sirva para enseñar a mi hermana a conservar y valorar la libertad.
Querida Libertad