Juventud contemporánea: una perspectiva feminista
La juventud contemporánea transita en un mundo regido por la interconectividad,
es decir los temas de agenda pública dejaron de ser locales para compartirse de un
lugar a otro por la red internacional, las relaciones cambiaron con la irrupción de las
NTIC y somos calificados como la generación más educada de la historia. Sin
embargo quedan marginados en este camino tres desafíos que pretendo compartir:
la juventud indígena, los retos de la educación superior y la perspectiva de género
como un estilo de vida de las siguientes generaciones.
Paradigma será la palabra para compartir acerca de la juventud indígena, una
cosmovisión que ve el trabajo de equipo como una forma de construir y al servicio
como deber, todo en torno a la comunidad, lo cual da origen a un modelo
discrepante del modelo individualista de occidente. Bajo este paradigma de los
pueblos indígenas que no sólo coexiste y sobrevive en rincones de América Latina
sino también de Europa, África y Asia, existen muchos cuestionamientos. Los
primeros que planteo al lector son ¿qué valoración da la juventud al producto de
origen indígena? La belleza en el textil indígena es pieza única que lleva “un
pedazo del alma en cada una… encierra un cantar único” (Traven, 2002:27) pero
no otorga el status de las marcas reconocidas por el mercado; ¿qué actitud asume
la juventud ante lo indígena? La defensa de los derechos de las minorías explora
una ruta de aceptación en los marcos normativos actuales pero no en el actuar de
la juventud que discrimina, que asume que son minoría en lugares como Oaxaca,
donde no lo son.
Los cuestionamientos sobre violaciones a Derechos Humanos en las comunidades
indígenas no se justifican en una cosmovisión distinta, pero se debe coadyuvar a la
evolución de una cultura sobre el tema de la dignidad humana en el propio actuar.
La perspectiva de género es de los más cuestionados, por considerar que violentan
a las mujeres confinadas a tareas del hogar, sin acceso pleno a educación, salud y
política de su comunidad, sin embargo considero que esos temas sólo ponen en un
plano de vulnerabilidad igualitaria a las mujeres no indígenas, porque son
situaciones que también lastiman en un mundo considerado más civilizado.
El segundo reto es el de la educación superior, pertinente para discutir no sólo los
problemas
sino
las
soluciones.
En
1998,
UNESCO
(visto
15/05/2014: http://www.unesco.org/education/educprog/wche/declaration_spa.htm)
había planteado los nuevos retos de una educación superior que ya se había
extendido por el mundo. Es decir, la generación de los años treinta del siglo XIX no
conoció el acceso pleno de mujeres a la Universidad, la generación de los años
sesenta tenía aún otras luchas de un acceso gratuito e igualitario para los jóvenes.
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