Por ello, los nuevos retos para el Estado mexicano deben estar basados, ya no en
que el progreso de un país no se puede cimentar en la mediocridad, en la dádiva
clientelar ni en políticas irresponsables de déficit y endeudamiento propias de ese
“ogro filantrópico” denunciado por el propio Paz. El Estado más bien, debe estar
bien blindado, con instituciones sólidas, fuertes y transparentes. Que tengan como
papel principal no sobre regular sino convertirse en el equilibrio frente a los excesos
y vicios de las grandes compañías.
En la misma sintonía con Octavio Paz, en México “el Estado pertenece a la doble
burocracia: la tecnocracia administrativa y la casta política”. Esto puede que sea
cierto, pero lo que sí es un hecho es que las reglas del juego político en nuestro
País han cambiado para bien, la sociedad civil se ha vuelto más activa y existen
nuevos mecanismos y herramientas útiles para qu