Ahora bien, ¿qué cambios deberían hacerse para inspirar en los alumnos la curiosidad que van perdiendo?
Debería, en primer lugar cambiar la perspectiva del aprendizaje y el estudio para desligarla de la
calificación como objetivo y hacerla parte del proceso de enseñanza-aprendizaje. Preocuparse más por ese
proceso que por el número que el niño obtiene en una materia. Los contenidos del programa de enseñanza
son universales, lo que debería optimizarse serían las estrategias de enseñanza y encaminarlas a la
formación integral del niño no sólo académicamente proporcionando las herramientas necesarias para que
el niño pueda hacer preguntas y responderlas por sí mismo a través de la investigación en los recursos que
serían puestos a su alcance: libros, revistas, computadora, videos, imágenes, etc. no se deben ignorar las
preguntas del niño e imponerle otras, sino enseñarle a responder sus propias preguntas con ayuda del
maestro y de los recursos antes mencionados. Se dejarían tareas de exploración e investigación más que
de repetición o de temas impuestos por el maestro, un ejemplo sería: la realización de una investigación o
presentación sobre un tema de interés dentro del tema general visto en clase o de un tema de interés
general del niño. Así el niño podrá ir descubriéndose a sí mismo como comenzaba a hacerlo en
preescolar, reconocer sus gustos, preferencias, necesidades y seguir encaminándolas y expandiéndolas. Se
daría mayor importancia al comportamiento social, valoral y actitudinal del niño que a sus resultados
evaluativos.
Habiendo realizado esto, tomando en cuenta las diversas exigencias del desarrollo del niño, aparte de la
realización de programas y perfil docente existe otro punto de gran importancia: las instalaciones y el
ambiente escolar.
Como presenta Vasconcelos en su antología de Textos de la Educación (1981):
El edificio de la escuela no debe darse a construir a otras dependencias del gobierno ni a
contratistas. Debe proyectarlo y levantarlo el departamento de arquitectura del Ministerio de
Educación. El estilo del edificio escolar debe ser tal que ya de por sí represente un significado de
cultura.
El que un centro educativo ofrezca los espacios necesarios para que el proceso enseñanza aprendizaje se realice con la mayor eficacia posible incluyendo biblioteca, ludoteca, salón de
usos múltiples, jardines, patios, salas de estudio, y que l os salones de clase incluyan rincones de
aprendizaje (rincones con libros, computadores, imágenes, tapetes, juegos, almohadas, hojas,
colores, etc) a donde el niño pueda acudir si tiene un interés específico que pueda investigar y
responder sus preguntas.
La transición de preescolar a primaria es un cambio abrupto. En preescolar los niños opinan,
pregunta, juegan y desarrollan habilidades sociales motrices y emocionales. Por otro lado, en la
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