preparatoria. Los logros académicos pasan a ser más importantes que las habilidades artísticas, sociales,
deportivas e incluso afectivas de los niños, que como argumenta Howard Gardner y Thomas Armstrong
son todas, parte de las inteligencias múltiples: “Gardner buscaba con su Teoría de las Inteligencias
Múltiples ampliar el alcance del potencial humano más allá del consciente de Inteligencia. (…) El
concepto de inteligencia se convierte entonces en un concepto práctico que se puede aplicar… a los
problemas del diario vivir.” (Diaz, 2006).
Pero también hay que tomar en cuenta que cuando los padres ofrecen una recompensa dedicada a los
esfuerzos y resultados académicos del niño tiene un efecto igual de dañino en cuanto al gusto por ir a la
escuela que un castigo cuando no se cumplen las expectativas de los padres. Como ejemplifica Rosa
Barroco: “le damos al niño la idea de que estudiar es un mal inevitable que hay que sufrir
irremediablemente. Que es tedioso, una pérdida de tiempo y que lo único que importa es la calificación…
“hijo, como estudiar no vale la pena, por eso te ofrezco algo a cambio para que hagas el esfuerzo de
aprovechar la oportunidad de aprender” (Barocio, 2004: 52).
Así, asistir a la escuela, realizar las tareas, sacar buenas notas, se vuelve una obligación y no un proceso
de formación, ya no es parte del proceso educativo del niño, sino el objetivo. Se convierte en “estudiar
para la nota” y no “estudiar para saber”, pues lo aprendido para una evaluación específicamente, se olvida
al finalizar el curso si no es que se olvida entregando la prueba.
¿Con qué entusiasmo se espera que alguien estudie si el objetivo es un número? ¿Dónde queda la
curiosidad, el gusto por la investigación, el gusto por hacer preguntas, el gusto por aprender? Ha quedado
en Preescolar.
En la niñez intermedia y tardía el niño todavía no reconoce su necesidad por estudiar como parte de su
desarrollo integral, el niño comienza a ver al estudio como una imposición, una obligación. El cambio
brusco del ambiente preescolar al ambiente subsecuente causa reacciones o trastornos en la actitud
comportamiento del niño que en consecuencia podrían llevar a la desubicación y la rebeldía o por el lado
contrario a la desmotivación y depresión.
Es una gran paradoja