Todo se describe basado en un determinismo de tipo causal o culturalista, derivado de los
enfoques centrados en los legados culturales.
EL POSITIVISMO Y EL AVANCE CIENTÍFICO DEL SIGLO XIX
El positivismo consiste en una epistemología que plantea la naturaleza empírica del
conocimiento, en una teoría que enlaza ese conocimiento al desarrollo intelectual del
individuo y de la sociedad, y en un plan para aplicar los métodos de la ciencia al estudio de
las relaciones sociales. Intenta reemplazar, en nombre del progreso, la religión y la
metafísica con los procedimientos empíricos de la ciencia moderna.
Se pueden distinguir tres grandes corrientes en el positivismo del siglo XIX: el positivismo
social, formulado por Auguste Comte, en el que se acentúa la naturaleza histórica y los fines
prácticos del conocimiento; el positivismo evolucionista de Herbert Spencer, que afirma un
patrón universal de transformaciones progresivas en el conocimiento, la ciencia y la
sociedad; y, finalmente, el positivismo de Ernst Mach, que minimiza el componente social y
propone una reducción sistemática de los conceptos científicos a las sensaciones.
En sus fundadores y en sus seguidores, el positivismo se presenta como la exaltación
romántica de la ciencia, comoinfinitización, como pretensión de servir como única religión
auténtica y, por tanto, como único fundamento posible de la vida humana individual y social.
El positivismo acompaña y provoca el nacimiento y la afirmación de la organización técnico
industrial de la sociedad, fundada y condicionada por la ciencia. Expresa las esperanzas, los
ideales y la exaltación optimista, que han provocado y acompañado esta fase de la sociedad
moderna. El hombre ha creído en esta época haber hallado en la ciencia la garantía infalible
de su propio destino. Por esto ha rechazado, por inútil y supersticiosa, toda alegación
sobrenatural y ha puesto lo infinito en la ciencia, encerrando en las formas de la misma la
moral, la religión, la política, la totalidad de su existencia.
El positivismo en sentido estricto corresponde al espíritu de la ciencia moderna tal como se
la celebraba en el siglo XIX. Valora las ciencias cuyo estado de desarrollo (la metodología)
habría alcanzado el estadio positivo: las matemáticas y la física; en medida notablemente
inferior, la química y la biología, y, por último, la sociología o “filosofía social”, que Comte
contribuye a elaborar. Los rasgos distintivos del espíritu positivista son las características de
las ciencias de la naturaleza más desarrolladas a comienzos del siglo:
Empirismo: la experiencia, la observación de los fenómenos intersubjetivamente
controlables, e fuente de conocimientos objetivos. El empirismo constituye una actitud
científica relativamente pasiva, moderadamente abierta al experimentalismo, es decir, a
la invención, la provocación, construcción de experiencias que suponen, en general,
técnica, mediante una vigorosa interacción con la naturaleza;
Descriptivismo: el saber positivo es fundamentalmente comprobante: una ley sólo es la
fórmula general de una regularidad natural, pues la observación permite comprobar que
hasta el presente, un acontecimiento o un hecho de tipo y sigue siempre a un
acontecimiento o un hecho de tipo x. La ciencia positivista no pretende tanto explicar los
fenómenos naturales (lo que implica el recurso a la noción discutible de “causa”) como
describirlos;
Abanderamiento antimetafísico: la formulación nomológica de regularidades
fenomenales no va más allá de una hipótesis prudente a propósito de lo observable. No
da intervención a nociones metafísicas relativas a la naturaleza profunda de las cosas o
a sustancias que estén “detrás” de los fenómenos o los hechos observables y ni siquiera
a la noción de causalidad. El positivismo es nominalista, rechaza la hipóstasis de
abstracción o de entidades no observables empíricamente;
Relativismo: no se puede extrapolar (o, en todo caso, sólo con gran prudencia y a modo
de hipótesis), ni mucho menos absolutizar. Nada permite afirmar que en el futuro se
verificarán las regularidades naturales que se ha comprobado hasta ahora, ni que las
leyes astronómicas que se han enunciado a partir de la observación del sistema solar
sean válidas más allá de éste;
Pragmatismo: «Saber para poder con el fin de proveer». El valor del saber científico,
positivo, consiste en su eficacia y en su utilidad social. Las “creencias científicas”, aun