se expresa en el conocimiento científico. Con la razón y las ciencias es posible el progreso
indefinido de la sociedad pero, para que se produzca, debe existir el orden social. Para ello
es necesario evitar todo tipo de conflictos sociales.
EL CARACTER SOCIAL DEL ESPIRITU POSITIVO.
El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es
la condición de que haya una autoridad social suficiente, y esto refuerza el carácter histórico
del positivismo.
Comte, fundador de la Sociología, intenta llevar al estado positivo el estudio de la
Humanidad colectiva, es decir, convertirlo en ciencia positiva. En la sociedad rige también, y
principalmente, la ley de los tres estados, y hay otras tantas etapas, de las cuales, en una
domina lo militar.
Comte valora altamente el papel de organización que corresponde a la iglesia católica; en la
época metafísica, corresponde la influencia social a los legistas; es la época de la irrupción
de las clases medias, el paso de la sociedad militar a la sociedad económica; es un período
de transición, crítico y disolvente; el protestantismo contribuye a esta disolución. Por último,
al estado positivo corresponde la época industrial, regida por los intereses económicos, y en
ella se ha de restablecer el orden social, y este ha de fundarse en un poder mental y social.
EL POSITIVISMO Y LA FILOSOFIA.
Es aparentemente, una reflexión sobre la ciencia. Después de agotadas éstas, no queda un
objeto independiente para la filosofía, sino ellas mismas; La filosofía se convierte en teoría
de la ciencia. Así, la ciencia positiva adquiere unidad y conciencia de sí propia. Pero la
filosofía, claro es, desaparece; y esto es lo que ocurre con el movimiento positivo del siglo
XIX, que tiene muy poco que ver con la filosofía.
Pero en Comte mismo no es así. Aparte de lo que cree hacer hay lo que efectivamente hace.
Y hemos visto que:
1. Es una filosofía de la historia (la ley de los tres estados).
2. Una teoría metafísica de la realidad, entendida con caracteres tan originales y tan
nuevos como el ser social, histórica y relativa.
3. Una disciplina filosófica entera, la ciencia de la sociedad; hasta el punto de que la
sociología, en manos de los sociólogos posteriores, no ha llegado nunca a la
profundidad de visión que alcanzó en su fundador.
Este es, en definitiva, el aspecto más verdadero e interesante del positivismo, el que hace
que sea realmente, a despecho de todas las apariencias y aun de todos los positivistas,
filosofía.
EL SENTIDO DEL POSITIVISMO.
Esta ciencia positiva es una disciplina de modestia; y esta es su virtud. El saber positivo se
atiene humildemente a las cosas; se queda ante ellas, sin intervenir, sin saltar por encima
para lanzarse a falaces juegos de ideas; ya no pide causas, sino sólo leyes. Y gracias a esta
austeridad logra esas leyes; y las posee con precisión y con certeza.
Una y otra vez vuelve Comte, del modo más explícito, al problema de la historia, y la reclama
como dominio propio de la filosofía positiva. En esta relación se da el carácter histórico de
esta filosofía, que puede explicar el pasado entero.
Los estudios sociales, desde una óptica positivista... escriben la totalidad de las acciones
pasadas de los seres humanos partiendo de la observación y enumeración de todos los
documentos y hechos en forma lineal y cronológica. No analizan la totalidad ni la
cotidianeidad.
No hay propuestas para seleccionar información ya que todos os hechos son singulares e
individuales, no busca comprender, sólo describir lo sucedido en un orden inalterable y sin
conexión ni relación entre los hechos de la política, la economía, la sociedad y las manifestaciones culturales. Todo aparece atomizado, desconectado. El conocimiento es absolutizado
y no permite la interdisciplinariedad al presentar la realidad como una enunciación taxativa
de hechos y cosas.
No tienen en cuenta la simultaneidad en la evolución de las distintas sociedades.