Diario de séptimo Volumen 2. Edición , Agosto 2018 | 页面 10

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se le escapar moverse, estaba encabezada por el valiente coronel; la otra estaba encabezada por el capitán Justo Germán Bermúdez, quien estaba secundado por el joven teniente porteño Manuel Díaz Vélez. Bermúdez ejecutó un rodeo muy grande, forzlantó a sus líneas y le tiró un sablazo, esquivado por el general con un movimiento de cabeza, recibiendo una herida en la mejilla. Además, otro soldado enemigo se dispuso a matarlo con su bayoneta; la situación del libertador era de sumo peligro para su vida. En auxilio al jefe, apareció repentinamente mi compañero, el granadero Juan Bautista Baigorria, que al galope y con su lanza acabó con la amenaza que recaía sobre el Salvador. Al mismo tiempo yo, pie en tierra, le ayude a liberarse del peso del que le aplastaba la pierna derecha. Y en cuanto vi mi muerte acercarse dije “muero contento general, hemos batido al enemi