Despertar de la Montaña Edición 227 | Page 5

DESPERTAR DE LA MONTAÑA, La Realidad de nuestro tiempo ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 5 A mis familiares, amigos, compadres, compañeros transportistas, autoridades y pueblo en general: La gratitud en silencio, no sirve a nadie, por eso quise compartir con ustedes estas sencillas palabras: Nunca voy a poder darles las gracias por jamás dejarme solo en este hecho tan complicado de mi vida; nunca voy a poder agradecer personalmente a cada uno de ustedes que de una u otra manera se preocuparon por mí y mi familia, pero quiero que sepan, que siempre los llevaré en lo más profundo de mi corazón, pues gracias a sus oraciones, estoy de vuelta en casa. Un simple "Gracias" jamás podría ser suficiente para agradecer sincera y completamente el bello gesto de solidaridad que mostraron a mi familia y en particular a mi persona. Uno puede devolver un préstamo en oro, pero está en deuda de por vida, con todos aquellos que son amables, gentiles, amigos y que se preocupan por uno en los momentos más difíciles de nuestra vida. Gracias a todos ustedes por sus buenos deseos, por sus oraciones que permitieron que yo no perdiera la fe en ese Viernes Santo en que viví mi propio viacrucis. El camino no fue fácil, pero la experiencia es invaluable, por eso quiero dar gracias a DIOS por darme una segunda oportunidad y por iluminar cada uno de mis días. Gracias por hacerme conocer tanta gente a los que por este medio agradezco cada bendición, cada palabra de aliento, pues, con hechos me demostraron que cuando necesité una mano, me extendieron las dos. ¡Gracias Dios! por darme una familia maravillosa, por darme muchos amigos incondicionales y por rodearme de mucha gente con fe a quien estaré eternamente agradecido. La vida tiene que continuar y con ella cada uno de nosotros su propio destino, sin embargo, quiero reiterarles que los amigos se descubren en los malos momentos y yo descubrí, que los tengo a todos ustedes por encima de todo y si tuviera que pagarles, por cada oración, por cada buen deseo suyo; no me alcanzaría ninguna fortuna en el mundo porque han sido muy buenos conmigo y sólo puedo pagarles con mi agradecimiento eterno. Mil gracias a todos y que Dios los bendiga siempre. Nicolás Diego Herrera