Un día la encontré en la bañera, ahogada, terriblemente indescriptible: el cadáver de Laura, que no era como los otros ahogados; Laura ya no estaba en tierra firme, su alma se había ahogado en el mar de los recuerdos como lo había hecho su madre anteriormente, ella terminó por ahogarla… salí del baño con la intención de llamar a la policía.
Vi su sonrisa transparente, Laura en todo su esplendor, el olor salado de Laura, las mejillas rosadas de Laura, los pómulos de nácar de Laura, su cabello como la caída del agua que incitaba a remojarse en ella. Laura en el vestíbulo, los zapatos de Laura, los gritos de Laura.
No había podido contener mis gritos, mi casa llena de agua, mi lámpara llena de algas y un ahogado que no era mío en el vestíbulo principal; en mi mesa había una nota con mi nombre, empezaba con un epígrafe y decía:
Aún recuerdo el día que morí, llevaba la obsesión de Laura en mi cabeza.