INCIERTO
Cuento
Por: Tomás Ceballos Millet
Desperté. Un sudor frío perlaba cada parte de mi cuerpo. Una angustia sin precedentes arremetía contra mis pensamientos a cada momento, tratar de distraerme era imposible, las palabras de los libros no tenían sentido, las imágenes de la tele eran igual de interesantes que un mondadientes. Al dormir, tenia pesadillas, la comida me sabía a mierda y los cigarrillos todavía peor.
No sabía qué hacer, en mi desesperación, trate de reavivar la llama de pasión que, desde hacía muchos años, había muerto entre mi esposa y yo. Inútil, no solo no pude conseguir una erección, lo peor del caso es que ni siquiera me importó. El alcohol, mi único amigo incondicional, me había traicionado descaradamente, pues ni aun en un perfecto estado de ebriedad, lograba sacarme ese pensamiento de la mente: ¿Qué va a pasar si…?