embargo, la existencia de ninguna otra realidad. Es decir, aunque yo lo piense, tal vez el mundo no exista en
realidad. Lo único cierto es que yo pienso y el mundo existe. ¿Cómo demostrar la existencia de una realidad
fuera de la mente, exterior al pensamiento?.¿Cómo conseguir aseverar la certeza de algo existente aparte de mi
pensamiento?
La problemática es considerable, ya que
Descartes se ve en el problema de tener que
deducir la existencia de la realidad a partir de la
existencia del pensamiento. Así lo exige la
dinámica demostrativa impuesta por la duda
metódica. Al llegar a la primera verdad “yo
pienso”, han de extraerse todos nuestros
conocimientos, incluido también el conocimiento
existente de las realidades extramentales. Una
vez dicho esto, parémonos antes de proseguir en
la deducción cartesiana para ver con qué
elementos cuenta Descartes para llevar a cabo
dicho proceso. Contaremos con dos: el
pensamiento como actividad (yo pienso) y las
ideas que piensa. Tres factores se ponen de
manifiesto.
1) El yo que piensa, cuya existencia es
indudable.
2) El mundo como realidad exterior al pensamiento, cuya existencia es dudosa y problemática.
3) Las ideas de mundo y de existencia que indudablemente poseo (tal vez no exista pero no se puede