Descartes lleva la duda hasta su máxima radicalidad. De esta forma establece las siguientes etapas escalonadas
gradualmente.
1) La primera y más obvia razón para dudar de nuestros conocimientos se halla en validez de los sentidos,
en la veracidad de su testimonio. De este modo, ¿qué garantía existe de que no nos inducen
permanentemente a error. La mayoría de los hombres consideran improbable que los sentidos nos
engañen siempre, pero que sea improbable o no nos dice poco de la certeza de sus testimonios, no sería
fiable por tanto.
“Así, puesto que los sentidos nos
engañan a veces, quise suponer que no
hay cosa alguna que sea tal como ellos
nos la hacen imaginar. Y como hay
hombres que se equivocan al razonar,
aún acerca de las más sencillas
cuestiones geométricas, y cometen
paralogismos, juzgué que estaba yo tan
expuesto a errar como cualquier otro y
rechacé
como
falso
todos
los
razonamientos que antes había tomado
por demostraciones”.
Discurso del método. Cuarta parte,1 R.
Descartes.
La hipótesis del sueño de Descartes.
Descartes al utilizar sistemáticamente la duda metódica llega a perder el mundo. Esto es, con la intención
de obtener un principio claro, sólido y distinto sobre el cual edificar seguramente el conocimiento pierde el
mundo y se queda solo con el pensamiento. De este modo, podría darse el caso de que el ser humano en
un solipsismo perfecto solamente obtuviera la realidad a través de una conexión cerebral a una máquina
la cual le daría los estímulos necesarios para sentir. De este modo el individuo no podría saber la
diferencia entre el sueño (mundo virtual) y la realidad (mundo real). En lo que se refiere a su cuerpo
podría estar al imentado y protegido en una cubeta con líquido especial.
2) Cabe, pues, dudar de que las cosas sean como las percibimos por medio de los sentidos, pero ello no
elimina la duda. Por esta razón Descartes añade una segunda razón para dudar: la imposibilidad de
distinguir la vigilia del sueño. Los sueños nos muestran mundos de objetos con extremada viveza, hasta el
punto que en el propio sueño no logramos discernir vigilia de sueño, de este modo, ¿cómo distinguir el
estado de sueño del de vigilia y cómo alcanzar certeza absoluta de que el mundo que percibimos es real?.
Como ocurría con la falacia de los sentidos, la mayoría de los hombres tratan con criterios para distinguir
vigilia del sueño, pero estos criterios no sirven en modo alguno para fundamentar una certeza absoluta
capaz de fundamentar un método sólido de conocimiento.
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me ví.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,