DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 78
Salvador Borrego
biografía "Años de Lucha". Entre los dirigentes de los obreros norteamericanos han fi-
gurado siempre muchísimos judíos. La lista ocuparía varias hojas, pero además de los antes
nombrados puede citarse a los muy conocidos Arthur "J. Goldberg, Frank Rosenblum,
Jacob Potofskvi Dan Tobin, Walter Reuther, Jacob Reuther y Albert Fitzgerald.
Cuando el líder obrero norteamericano John P. Frey denunció ante la comisión
parlamentaria de actividades antinorteamericanas la labor comunista de dichos líderes
judíos, fue violentamente censurado por escritores y periódicos pro soviéticos. Y Roosevelt
dijo al Senador Martín Dies: "¿Cómo se le ha ocurrido permitir esta campaña de
difamación contra el C. I. O? No es absolutamente el caso de dar tanta importancia al
comunismo". Por algo el periódico judío “Jewish Life”, de Nueva York, había dicho el
primero de mayo de 1939 que "los aliados más fieles del judaísmo son los partidos
comunistas".
Así las cosas, en el fondo resultaba muy explicable por qué Roosevelt pugnaba por
alinear a Occidente en defensa de la URSS y por qué alentaba a la juventud
norteamericana hacia el marxismo. En el congreso juvenil de Washington, en enero de
1940 dijo: "Hace ya más de veinte años, cuando la mayoría de ustedes eran unos niños
muy pequeños, yo sentía la misma simpatía por el pueblo ruso. En los primeros días del
comunismo entendí que muchos de los dirigentes de Rusia estaban proporcionando
mejor educación, y mejor salud... Se dice que algunos de ustedes son comunistas. Este
adjetivo, hoy, es muy impopular. Como norteamericanos, tienen ustedes, si quieren,
perfecto derecho legal y constitucional a definirse como comunistas".
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Marx, Engels, Lenin, Kamenev, Zinoviev, Trotsky y los demás adalides israelitas del
bolchevismo soviético habían logrado un triunfo sui generis en la Casa Blanca de
Washington, y este triunfo había sido magistral obra de filigranas políticas en las hábiles
manos de los israelitas Wise, Baruch. Rosenman y otras eminencias del llamado "poder
secreto del mundo".
El pueblo norteamericano veía con inquietud que se le quería mezclar peligrosamente
en el conflicto europeo y que se le empujaba, hacia el campo bolchevique. La política
roseveltiana del "New Deal" se identificaba cada vez más con Moscú. Sherwood refiere que
los epítetos "comunista y bolchevique se lanzaban enérgicamente a la faz de la
administración rooseveltiana, y sobre todo, a Hopkins.
Martín Dies, presidente de la Comisión Investigadora de Actividades
Antinorteamericanas, anunciaba en el Congreso que pediría presupuesto para investigar el
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En esa época la mano prosoviética de Roosevelt logró asimismo un artificial florecimiento del
marxismo en Latinoamérica. Sin el apoyo de las esferas oficiales hubiera sido imposible ese brote
comunista en el Continente, como el del cardenismo en México.
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