DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 72
Salvador Borrego
que Alemania era una amenaza inminente contra los Estados Unidos. Sus discursos fueron
subiendo de tono y el 5 de octubre de 1937 llegó a decir que "la situación política y del
mundo era para causar grave preocupación" y que "el reino del terror y del desafuero
internacional había llegado a tales extremos que amenazaba seriamente las bases mismas de
la civilización. Advirtió que era insensato creer que América podría escapar de esta
amenaza o que no se atacaría al hemisferio occidental".
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¿Estaba Roosevelt refiriéndose a la URSS, que preconizaba la "revolución mundial"
para establecer el comunismo en todo el mundo? ¿Estaba refiriéndose al marxismo judío
empeñado en suprimir toda ideología o religión ajena a él? No, ciertamente; Roosevelt se
refería sólo al nacional socialismo alemán que se erigía contra el marxismo.
Ya entonces era un hecho palpable que todos los preparativos militares de Alemania se
hallaban enfocados a una guerra contra la URSS y que no existía ningún síntoma de que
estuviera creando una flota dé invasión, ya no digamos para atacar a América, a 7,000
kilómetros de distancia, sino ni siquiera a la Gran Bretaña a escasos 40 kilómetros de la
costa europea. Pero una artificial psicosis de guerra estaba siendo creada como requisito
previo de la inconcebible tarea de interponer a Occidente entre Alemania y el marxismo,
en provecho exclusivo de este último.
No obstante todos los esfuerzos oficiales para crear y acrecentar esa psicosis, Mister
Hull reconoce en "Paz y Guerra" que en 1937 "se desarrolló un considerable sentimiento
público en los Estados Unidos que pedía uno enmienda constitucional que hiciera
necesaria la votación popular como requisito previo a toda declaración de guerra".
Requisito tan auténticamente democrático en un asunto tan serio como una nueva guerra,
parecía ser lógico en una democracia, pero "tanto el Presidente Roosevelt como el
Secretario de Estado —agrega Hull— expresaron en varias ocasiones su decidida oposición".
Mediante resueltos esfuerzos del Presidente, la proposición fue rechazada por el estrecho
margen de 209 votos contra 188.
En ese mismo año de 1937 —dos años antes de la guerra— el embajador
norteamericano William C. Bullit se enteraba de que "fueron cerradas diez mil iglesias en
Rusia... Se afirma que la NKVD cuenta en estos momentos con 600,000 hombres. Hasta el
Ejército Rojo —añade en "Amenaza Mundial"— está sujeto a su control. En los campos de
concentración y cárceles de la NKVD él número de prisioneros “no habrá sido nunca
inferior, durante los pasados 15 años, a 10 millones, trabajando medio hambrientos".
El sacerdote Walsh, que formando parte de una misión de ayuda social había estado
dos años en la URSS, informó pormenorizadamente a Roosevelt de la forma en que eran
perseguidas las religiones en Rusia. Sin embargo un velo de indulgente silencio oficial se
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Paz y Guerra.—Cordell Hull, Srio. de Estado Norteamericano.