DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 70

Salvador Borrego Es decir, las instituciones políticas, ideológicas y religiosas de los países occidentales no solamente quedaban al margen de la lucha de Berlín contra Moscú, sino que indirectamente se fortalecían porque al desaparecer el bolchevismo automáticamente desaparecía el enemigo principal de esas instituciones. Todo evidenciaba, pues, que si entre el nacionalsocialismo de Hitler y el Mundo Occidental existían discrepancias ideológicas, a la vez había muchos puntos de contacto y hasta de mutua conveniencia. Y en cambio, entre el marxismo de Moscú y los pueblos occidentales sólo existían insalvables abismos de diferencias políticas, ideológicas y religiosas. La forma extraordinariamente sangrienta en que el bolchevismo conquistó y afirmó el poder en Rusia; lo inusitado de sus doctrinas que niegan los principios milenarios de nacionalidad y patria; su mortal encono contra la propiedad privada; su categórica posición ateísta; su implacable persecución religiosa y su declarada ambición de extender estos sistemas a todo el orbe mediante la "revolución mundial" profetizada por Marx, fueron factores más que suficientes para que los pueblos de Occidente vieran a la URSS con recelo y hostilidad. ¿Cómo fue entonces posible que esos países occidentales no secundaran la acción contra el enemigo común bolchevique? En menor grado, ¿cómo fue posible que ni siquiera conservaran su neutralidad ante el ataque alemán a esa amenaza común? Y por último, ¿cómo fue posible que dichos países occidentales no reservaran sus fuerzas en expectante espera, a fin de determinar la suerte del mundo una vez que el choque Berlín-Moscú se hubiera decidido en un mutuo destrozamiento? Todas estas incógnitas se despejan en seguida al observar el desarrollo de los hechos y al ver cómo los países occidentales fueron empujados sucesivamente en favor de los intereses judío-marxistas. Este increíble proceso encierra ya los gérmenes de la terrible crisis que ahora conmueve a la Civilización Occidental. La abrumadora amenaza de hoy comenzó a forjarse en aquel entonces PUEBLOS LANZADOS A LOS BRAZOS DE SUS ENEMIGOS A consecuencia del cataclismo económico que sufrió Estados Unidos en 1929 (el cual muchos peritos atribuyen a los financieros judíos) hubo miles de quiebras, quedaron cesantes once millones de trabajadores, fue devaluado el dólar y perdió fuerza el Partido Republicano, entonces en el poder. En esas circunstancias se presentó la candidatura de Franklin D. Roosevelt, del Partido Demócrata. Roosevelt se hallaba cordialmente relacionado con todas las esferas israelitas, pero como por algunos momentos sus 70