DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 660
Salvador Borrego
Es significativo que la contienda se iniciara con el pretexto de Polonia, cuando el
ejército alemán se hallaba ya en la antesala de su lucha contra la URSS. Era ése el último
momento para arrastrar al Occidente a la guerra, porque una vez iniciado el choque
germano-soviético sería imposible conseguir que los pueblos inglés, francés y
norteamericano acudieran a salvar al bolchevismo. Por esto se empujó a esos pueblos a la
guerra antes de la ofensiva alemana antimarxista y se les dio a Polonia como bandera. Pero
Polonia nada importaba. Seis años más tarde toda entera fue entregada al bolchevismo. Y
junto con ella 12 países más fueron cedidos a la URSS, con un total de 697 millones de
seres y 16 millones de kilómetros cuadrados.
Ese salvamento del marxismo israelita —disfrazado como la defensa de la Democracia y
la Libertad— fue el engaño colosal sobre el cual se fraguó la derrota que ahora padece el
Mundo Occidental.
Los millones de soldados aliados muertos en la guerra no supieron jamás que luchaban
por eso. Se les dio una bandera y se les señaló un camino, y creyeron marchar hacia la
cumbre siendo que en realidad iban hacia el abismo.
Esta es La historia de la Segunda Guerra.
Esta es La historia de la Derrota Mundial.
Mutilado el Mundo Occidental en Europa; habiendo perdido 697 millones de
habitantes que se movían en su órbita y que ahora han engrosado el potencial del
bolchevismo, su más grande debilidad no es, sin embargo, sus bajas materiales, sino su
debilidad interna. Una debilidad particularmente nutrida por su ceguera. Quienes lo explo-
tan y lo manipulan a su arbitrio se empeñan en mantenerlo ciego.
Un pueblo o una coalición de pueblos que mantengan su espíritu firme y alerta, es
invencible. Ni siquiera la superioridad numérica, ni siquiera la ventaja de armas y ni siquiera
la derrota militar pueden abatirlos. Lo nuclear en la vida de los pueblos es el espíritu, la
voluntad de los hombres que los integran. Lo peor no es que el enemigo sea fuerte, sino
que uno se debilite en creciente pérdida de valores morales. Y desgraciadamente este es
ahora el caso del Mundo Occidental, que va reblandeciéndose cada día más.
El movimiento político judío es un ejemplo viviente de que no hay desventaja material
imposible de ser superada y de que la derrota que no rompe el espíritu es sólo una
peripecia transitoria. Destrozado el perfil geográfico de su Patria física; privado de tierras y
de bienes materiales; esparcido hacia los cuatro puntos cardinales, el judaísmo conservó, sin
embargo, invicta su voluntad e íntegra su fe. Y de pueblo huésped, sujeto al menosprecio de
todos, fue convirtiéndose paulatinamente en amo de sus anfitriones.
El pueblo ruso tuvo la debilidad de no identificar a sus enemigos ocultos bajo las
luminosas promesas de la comunidad de bienes, la igualdad de clases y el reparto de tierras,
y desde entonces vive sin ser dueño ni de su cuerpo nI de su alma.
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