DERROTA MUNDIAL - EDICIÓN HOMENAJE AL AUTOR DERROTA MUNDIAL (Edición Homenaje) | Page 52
Salvador Borrego
19º. Los partidos políticos nada tienen que ver con las cuestiones religiosas mientras
éstas no socaven la moral de la raza; del mismo modo, es impropio inmiscuir la religión en
manejos de política partidista.
Las doctrinas e instituciones religiosas de un pueblo debe respetarlas el Führer político
como inviolables: de lo contrario, debe, renunciar a ser político y convertirse en
reformador, si es que para ello tiene capacidad.
20º. Quien ama a su patria prueba ese amor sólo mediante el sacrificio que por ella
está dispuesto a hacer. Un patriotismo que no aspira sino al beneficio personal, no es
patriotismo. Los hurras nada prueban. Solamente puede uno sentirse orgulloso de su
pueblo cuando ya no tenga que avergonzarse de ninguna de las clases sociales que lo
forman. Pero cuando una mitad de él vive en condiciones miserables e incluso se ha
depravado, el cuadro es tan triste que no hay razón para sentir orgullo.
Las fuerzas que crean o que sostienen un Estado son el espíritu y la voluntad de
sacrificio del individuo en pro de la colectividad. Que estas virtudes nada tienen de común
con la economía, fluye de la sencilla consideración de que el hombre jamás va hasta el
sacrificio por esta última, es decir, que no se muere por negocio, pero sí por ideales.
21°. —Luchar contra la orientación perniciosa en el arte y en literatura.
22º. Es cuestión de principio que el hombre no vive pendiente únicamente del goce
de bienes materiales. Es posible que el oro se haya convertido hoy en el soberano
exclusivo de la vida, pero no cabe duda de que un día el hombre volverá a conciliarse
ante dioses superiores. Y es posible también que muchas cosas del presente deban su
existencia a la sed de dinero y de fortuna, mas es evidente que muy poco de todo esto
representa valores cuya no existencia podría hacer más pobre a la humanidad.
Estos eran los principios básicos del movimiento "nazi" por lo que se refería a la
política, interior de Alemania. En cuanto a la política exterior, la idea fundamental era
combatir el marxismo entronizado en Rusia y obtener territorios soviéticos para el
crecimiento de Alemania. Por tanto, ésta ya no buscaría mes su expansión en ultramar ni
interferiría la política colonial de Inglaterra y Francia.
En otras palabras, Hitler buscaba zanjar las viejas querellas con el Mundo Occidental
y marchar hacia el Oriente.
Mientras tanto, el marxismo crecía con aspiraciones de dominio universal y se
vigorizaba mediante sus instrumentos de lucha de clases e internacionalización del
proletariado. Consecuentemente, en todo el mundo iban surgiendo partidos comunistas
con ramificaciones de la central de Moscú. En franca oposición con este sistema, el
nacional socialismo alemán no era ni podía ser una doctrina de exportación. Al enfatizar
categóricamente los valores de patria, nacionalidad y raza, se circunscribía a sus propias
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